lunes, 31 de enero de 2011

Desarrollo tecnologico, comunicación y la lucha por la integridad


WIKILEAKS, TUNES, EGIPTO, Y LA LUCHA POR LA INTEGRIDAD
 A fines de los sesenta, siendo un novato estudiante universitario viajaba de Alemania a Tours (al Instituto de Estudios Franceses de Touraine), en Francia, huyendo un poco de la cautivadora, libertina y convulsionada Berlín, donde llegaban con un poco de retraso los efectos del movimiento mayo del 68. Era el momento de poner las cartas sobre la mesa y el choque generacional tenía que ser ajustado de manera frontal, directa, transparente y sin rodeos. La nueva generación rechazaba el antiguo y anacrónico estilo de vida de posguerra y reclamaba nuevos rumbos, nuevas costumbres, más educación, menos trabajo agobiante y más tiempo de ocio, entre otras cosas. Ya había perdido sentido aquello de trabajar para ahorrar, invertir para crecer y trabajar más para crecer y ahorrar más. Los intelectuales, artistas, estudiantes, académicos, escritores y otros adeptos, cuestionaban el orden social y político establecido y condenaban cualquier forma de control político que promoviera un sometimiento total a las relaciones de poder existentes, las cuales se consideraban autoritarias y limitantes para las libertades individuales. La condena al doble discurso político era total y las reformas planteadas eran irreversibles.

Tanto la protesta como la condena eran generalizadas, incluyendo el ya criticado sistema soviético, el cual presentaba fugas en la información que llegaba a occidente y que revelaba las atrocidades y abusos cometidos por el régimen centralizado. La Unión Soviética no era precisamente el paraíso que muchos pensaban, sobre todo en los años posteriores al triunfo aliado contra el régimen Nazi, y las condenas contra todo tipo de autoritarismo estaban a la orden del día. Estas cobraron mayor intensidad especialmente después de la invasión a Checoeslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia, lo cual transcendió al mundo bajo el titular de  “La Primavera de Praga”.

Las críticas a los medios de comunicación no se hicieron esperar, especialmente al grupo corporativo de Axel Sprienger que aglutinaba a importantes diarios y revistas en Alemania, entre ellos Die Welt y Der Spiegel. En efecto, se le acusaba a Sprienger de manipular la información a favor del status quo y distorsionar los objetivos y metas de la oposición ante la opinión publica. El resultado y la reacción fueron violentos, pues se atentó contra la vida de unos de los principales dirigentes de la APO (Oposición Fuera del Parlamento, por sus siglas en Alemán), Rudi Dutschke, quien casi pierde la vida a consecuencia de dos disparos en la cabeza que lo mantuvieron entre la vida y la muerte durante mucho tiempo.

En algunos países europeos, en colegios y universidades, los estudiantes acostumbraban a tratar teorías, hipótesis y todo tipo de problemas sociales en general con la más absoluta frontalidad, crudeza y transparencia. Al menos esa fue mi particular experiencia. Trabajadores, administradores y ejecutivos formulaban y superaban todo tipo de obstáculos en las empresas sin omitir detalles acerca de las dificultades que se presentaban a lo largo y ancho de las organizaciones. Omitir información o camuflar datos por un falso espíritu de cuerpo era mal visto y originaba rechazo y menosprecio por parte de todos. Lo que perjudicaba a la empresa perjudicaba a todos, y esa era la regla, la cual se generalizaba al sistema político y organizaciones intermedias en general.

Pero, regresando al viaje mencionado al inicio del escrito, almorzábamos cerca de la Gran Plaza de Bruselas en un conocido restaurante para turistas, mesa contigua  a un grupo de funcionarios alemanes, que arremetían con fiereza en contra del más joven del grupo, reclamando, advirtiendo, y amenazando con todos los indicios del daño ocasionado a la empresa por el joven ejecutivo. Acosijado por el grupo y agobiado por la tormenta de consejos y advertencia finales, vino irremediablemente la confesión final. El pecado: haber callado y monopolizado información vital pata la empresa acerca de malos manejos y violaciones a las normas y procedimientos internos que habían causado graves daños y perjuicios durante el último ejercicio económico de la subsidiaria en Bélgica. El futuro no pintaba nada prometedor para el joven inconsecuente, que había antepuesto sus preferencias y afectos personales hacia cierto grupo de colegas y amigos, poniendo en riesgo los intereses y la supervivencia de la organización. ¡Cadena perpetua!

La integridad y lealtad han sido valores interiorizados y prioritarios en muchos países muchas civilizaciones, a lo largo de la historia de la humanidad, donde la transparencia, la verdad, la honestidad y la franqueza priman sobre la mentira, la deshonestidad y la corrupción. Pese a ello, ambas fuerzas conviven, y no siempre sobrevive el bien sobre el mal, lo bueno sobre lo malo, lo justo sobre lo injusto, la verdad sobre la mentira. Los medios de comunicación han llevado su parte, algunas veces actuando a favor de la verdad y la justicia, otras veces alineándose con los intereses de turno, o apoyando incondicionalmente al prospecto de candidato y posible vencedor de las próximas elecciones. La historia y la experiencia nos dejan huellas profundas a consecuencia de una comunidad mal informada, desinformada, o simplemente informada a destiempo.

Casi 36 años después de la experiencia narrada, los Autores Jack Welch y Suzy Welch publican el 5 de abril de 2006 su ya famosa obra Winning, en la Editorial Collins, donde se refieren a la “sinceridad” en los siguientes términos:
La sinceridad es el valor que permite que todo funcione mejor y más ágilmente. Su falta bloquea la aparición de ideas inteligentes y de acción rápida. La ausencia de sinceridad no es una falta de honradez malintencionada, sino que pone de manifiesto el hecho de que muchas personas, a menudo y de forma instintiva, no se expresan con franqueza. No se comunican claramente ni sugieren ideas para estimular un verdadero debate. Prefieren callar para evitar el conflicto o endulzar las malas noticias, es decir, acumulan información que luego no comparten. Es un fenómeno absolutamente pernicioso, pero que, por desgracia, impregna la mayoría de los recovecos del mundo de los negocios”…..”La sinceridad pone nerviosa a mucha gente”….”Decir lo que pensamos puede provocar muchos disgustos y resentimientos y, por tanto, resulta mas cómodo ocultarlo”….”Aunque difícil, la extensión de unos hábitos sinceros dentro de la empresa es posible. Para lograrlo, hay que premiar, alabar y mencionar aquellos que deciden adoptarlos en su conducta diaria, convirtiéndoles así en héroes públicos”.

Hoy en día se conocen los detalles sobre las negociaciones de Hitler con Stalin para el reparto de Polonia, la ejecución brutal de gran parte de la oficialidad polaca en los bosques de katyn, por parte de los servicios secretos soviéticos bajo el mano del temible y despiadado Beria, así como de las conversaciones y pactos posteriores entre el mismo Stalin y los ingleses para enfrentar a las fuerzas alemanas, cuando estas invadieron a la Unión Soviética. Se conocen también los términos y condiciones de la fijación de fronteras y reparto de influencias en la Europa oriental entre Churchill y Stalin casi al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Si todos estos líderes tuvieron algo en común fue su falta de consistencia entre sus actos y declaraciones o entre sus actos y convicciones. No fueron precisamente los principios democráticos los que guiaron a Churchill durante el reparto de la Europa Oriental y la fijación de las fronteras (que él mismo después lamentó de hecho cuando denunció la existencia de una verdadera Cortina de Hierro) ni fueron el bienestar y mejor nivel de vida lo que inspiró a alemanes y soviéticos durante las negociaciones para la invasión y destrucción de Polonia. Todos aplicaron casi al pie de la letra el principio maquiavélico de que el fin justifica los medios. Para no distanciarnos mucho de la época, Churchill atacó las fuerzas navales del gobierno de Vichy para que no se unieran en la lucha con los alemanes, y un siglo y medio mas atrás, Talleyrand conspiraba contra Napoleón (la traición de Erfurt)  disque en función de los intereses de Francia, La Grande Nation.

La historia se repite constantemente y lo mismo podríamos argumentar cuando los Estados Unidos invadieron Nicaragua a inicios del siglo XX, cuando Mussolini invadió Abisinia, cuando Japón invadió Manchuria, cuando Nixon decidió bombardear Cambodgia, cuando se decidió el golpe de Estado contra Allende, cuando se decidió la segunda invasión a Irak, o cuando Castro envió a pelear sus fuerzas militares a favor de Angola. En todos estos casos, los principios, los motivos, los intereses, las consecuencias, los verdaderos objetivos y las propias acciones fueron distorsionados u omitidos a la opinión pública nacional e internacional, la cual no pudo ni conocer ni aprobar, peor controlar, la gestión de sus gobiernos o de sus Estados. Muchas de estas decisiones, de estas acciones, o muchos de estos detalles, fueron conocidos solamente muchos años después que se produjeron los hechos concretos, y la comunidad simplemente se encontró de una vez ante los hechos consumados y sus consecuencias. 

¿Se alinean o someten los países a sus principios éticos, religiosos, políticos, tradiciones, costumbres, lealtades históricas y otros valores para definir sus actuaciones en el contexto internacional? ¿Predominan los principios o predominan los intereses?



Si bien los principios y el sustento ético predominan en el discurso público y la intencionalidad política, los hechos demuestran un predominio de los intereses en la decisión y acción política. Desde la experiencia meliana hasta nuestros días, el comportamiento político interno y externo conserva dos caras, la del discurso y la de la acción. Esto se hace cada vez más evidente y claro con el desarrollo tecnológico en el ámbito de las comunicaciones, lo cual crea una nueva tendencia en el manejo de la información y posibilita una mayor participación independiente y un mayor control de la comunidad en la gestión del Estado. La distancia entre la acción y la información se hace más corta y las contradicciones se evidencian con mayor `prontitud y precisión. Wikileaks nos deja claras lecciones al respecto.

En efecto, son las redes sociales las que llaman a la solidaridad y oposición a los gobiernos antidemocráticos y opresores, a combatir el abuso y la pobreza, la corrupción y las desigualdades económicas, culturales y sociales, tal como lo experimentamos actualmente en Tunes y Egipto. En el caso concreto de Wikileaks, las publicaciones recientes envían una clara advertencia a políticos y gobernantes sobre la necesidad cada vez mayor de ser consecuentes e íntegros en su actuación pública, y alinear el pensamiento y la ética política con la acción política.

En los actuales momentos, los acontecimientos en Egipto son observados con atención y oportunidad por la comunidad internacional, la cual conoce con prontitud y mucha precisión lo que ahí acontece, a pesar de las interferencias del gobierno y los problemas que enfrentan corresponsales y periodistas de los distintos medios de comunicación. El mensaje del Presidente Obama, aunque light ha sido bastante claro y las reformas tienen que seguir de inmediato, lo cual se ha convertido, automáticamente, en un compromiso del Presidente de los Estados Unidos ante la opinión pública estadounidense e internacional.

Las ventajas del desarrollo tecnológico en las comunicaciones están a la vista, y estas se convierten en una camisa de fuerza y garantía para la integridad política, de alinear consistentemente el discurso con la acción y los valores con el desempeño concreto de los gobiernos. Hoy más que antes, la comunidad civil se encuentra unida, protegida y debidamente informada por las redes sociales, en función de su propia solidaridad e intereses.

We are all Khaled Said, apareció en todas las redes sociales recordando al joven estudiante y padre de familia desempleado que se autoinmolò a consecuencia del cierre de su pequeño negoció por la policía egipcia. Nous sommes tous des etrangers, era nuestro grito de libertad durante los años setenta, cuando el ministro del interior quiso botar a todos los extranjeros de Bélgica, debido a la fuerte carga que significábamos para el presupuesto de educación.

Que lastima, solo pintábamos las paredes de la vieja ciudad de Lovaina, a punta de balde, pintura y brocha gorda, pues no contábamos con el Internet en esos tiempos. A pesar de todo, ¡nos quedamos!

HARRY MARTÍN DORN HOLMANN  M. A.
DIRECTOS ACADEMICO DE CARRERA
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

martes, 25 de enero de 2011

EL HOLOCAUSTO


EL HOLOCAUSTO
Aquellos que tuvieron acceso de primera mano a los descubrimientos e imágenes del holocausto quedaron impactados por la barbarie totalitaria a consecuencia del hiperrealismo político que reinó desde fines del siglo XIX y se mantuvo latente entre guerras para explotar en toda su magnificencia durante la década de los veinte del siglo pasado. Alemanes, italianos y japoneses competían con los soviéticos en la era de Stalin por el primer lugar en crueldad, violencia, violación al derecho internacional y violaciones a los derechos humanos, en una carrera desenfrenada que cubrió de vergüenza una de las etapas  más oscuras y urticantes de nuestra historia.
Todos aquellos conscientes de tal experiencia, por vivencia propia o cercana, o por investigaciones científicas, que nos hemos atrevido a hurgar en el infierno desatado por la tan cuestionada modernidad  de la época, no podemos más que condenar y rechazar cualquier demostración o apenas insinuación de un nuevo ascenso del fascismo, o caricatura del fascismo bajo el estuche de hiperpresidencialismo, para justificar un indefinido y turbio modelo totalitario de gestión del Estado, ya desprestigiado, desestimado y despreciado, que desposoló al mundo y la humanidad entera, extrayendo hasta el último gramo de dignidad y autoestima del mundo civilizado.
El trauma fue intenso, las heridas profundas, el paciente vigoroso, y la recuperación económica milagrosa.  Pero las secuelas perduran y la humanidad llora, atemorizada, iracunda, y Max Horkheimer se disculpa pero confiesa:
“Pero la humanidad se ha autoafirmado y ha prevalecido desde siempre en la naturaleza mediante el dominio, la explotación, el asesinato y el sometimiento de las restantes criaturas, en caso necesario incluso del propio genero. Es la especie más sangrienta y cruel del mundo conocido. Nada ha sido para ella lo suficientemente sagrado, incluidas la verdad y la religión, como para dejar de utilizarlo como instrumento del poder”…. “Las innovaciones y los inventos infinitamente grandiosos que tenemos están en una relación muy estrecha con las terribles cosas que han ocurrido” (Horkheimer, 2005: 153).
Nuevamente el demonio cabalga por los Andes, y hoy más que nunca la democracia debe ser respetada, defendida, mejorada y consolidada. Ya lo denunció y advirtió el Dr. Marco Lara durante su brillante exposición sobre la vivencia democrática en el Ecuador (Primer Foro de Pensamiento Político de la Universidad de los Hemisferios, 19 de enero de 2011), ¿un nuevo hiperpresidencialismo para el cambio de época?, ¿cambios para el Estado?, ¿cambios en el Estado?, y, ¿cambios
por el Estado?, o, ¿se trata nuevamente de aquellos aguaceros fuertes que hacen brotar  a nuevos pensadores?, y, agrego yo, ¿ febriles y plenos de euforia tropical?
Lamentablemente, la humanidad aprende más por la experiencia que por la razón, aunque esto resulte a veces muy costoso. El mal cambia adoptando formas y fondos de encantamiento que arrastran a incautos, a malignos, a perniciosos  y necesitados. Está ahí, hic et nunc, ici et maintenant, pero paga más el poder, el crimen, la corrupción y la vanidad, que la tan promovida y anhelada virtud.
¿La prueba?  ¡Haití!!
Mientras el Secretario General de la OEA pronuncia un perfumado discurso con aroma de banquete al final de la faena (rabos, orejas y lomos finos), los haitianos se mueren de hambre y sed, sometidos a las inclemencias del tiempo, de la ambición y de la política. Se pide un minuto de silencio por las víctimas del holocausto, conviviendo con el horror unos pocos kilómetros al pie de “The great Society”.
Mientras tanto, no nos queda más que pelear a capa y espada por la defensa de la democracia real y plena, continuando con aquella lucha que se inicia en 1215 con la Carta Magna, la Bill of Rights de 1689, la primera constitución liberal de los Estados Unidos del año 1787, la Revolución Francesa y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, así como la Declaración de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial. Debemos insistir y repetir que “Los hombres nacen libres por naturaleza”, “que la soberanía radica en el pueblo”, así como “el derecho a la propiedad y la libre expresión”, entre muchas otras cosas. Ya nos hemos referido al tema en ocasiones anteriores, que para combatir el Parkinson absolutista recomiendo la Hermenéutica, hay que practicar un poco la hermenéutica.
“La democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando todos los demás” (Winston Churchil)
“En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo creo. En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo quiero vivir” (Dr. Gustavo Estrella)
HARRY MARTIN ANTONIO DORN HOLMANN
Director Académico de Carrera
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Relaciones Internacionales
Universidad de Los Hemisferios
Paseo de la Universidad Nro. 300 y Juan Díaz (Urbanización Iñaquito Alto)
(5932) 17008436473 (Ext.224 )
harryd@uhemisferios.edu.ec
Quito – Ecuador
Bibliografía: Max Horkheimer, 2005, Sociedad, razón y libertad. Editorial Trotta, S. A. Madrid.