martes, 25 de enero de 2011

EL HOLOCAUSTO


EL HOLOCAUSTO
Aquellos que tuvieron acceso de primera mano a los descubrimientos e imágenes del holocausto quedaron impactados por la barbarie totalitaria a consecuencia del hiperrealismo político que reinó desde fines del siglo XIX y se mantuvo latente entre guerras para explotar en toda su magnificencia durante la década de los veinte del siglo pasado. Alemanes, italianos y japoneses competían con los soviéticos en la era de Stalin por el primer lugar en crueldad, violencia, violación al derecho internacional y violaciones a los derechos humanos, en una carrera desenfrenada que cubrió de vergüenza una de las etapas  más oscuras y urticantes de nuestra historia.
Todos aquellos conscientes de tal experiencia, por vivencia propia o cercana, o por investigaciones científicas, que nos hemos atrevido a hurgar en el infierno desatado por la tan cuestionada modernidad  de la época, no podemos más que condenar y rechazar cualquier demostración o apenas insinuación de un nuevo ascenso del fascismo, o caricatura del fascismo bajo el estuche de hiperpresidencialismo, para justificar un indefinido y turbio modelo totalitario de gestión del Estado, ya desprestigiado, desestimado y despreciado, que desposoló al mundo y la humanidad entera, extrayendo hasta el último gramo de dignidad y autoestima del mundo civilizado.
El trauma fue intenso, las heridas profundas, el paciente vigoroso, y la recuperación económica milagrosa.  Pero las secuelas perduran y la humanidad llora, atemorizada, iracunda, y Max Horkheimer se disculpa pero confiesa:
“Pero la humanidad se ha autoafirmado y ha prevalecido desde siempre en la naturaleza mediante el dominio, la explotación, el asesinato y el sometimiento de las restantes criaturas, en caso necesario incluso del propio genero. Es la especie más sangrienta y cruel del mundo conocido. Nada ha sido para ella lo suficientemente sagrado, incluidas la verdad y la religión, como para dejar de utilizarlo como instrumento del poder”…. “Las innovaciones y los inventos infinitamente grandiosos que tenemos están en una relación muy estrecha con las terribles cosas que han ocurrido” (Horkheimer, 2005: 153).
Nuevamente el demonio cabalga por los Andes, y hoy más que nunca la democracia debe ser respetada, defendida, mejorada y consolidada. Ya lo denunció y advirtió el Dr. Marco Lara durante su brillante exposición sobre la vivencia democrática en el Ecuador (Primer Foro de Pensamiento Político de la Universidad de los Hemisferios, 19 de enero de 2011), ¿un nuevo hiperpresidencialismo para el cambio de época?, ¿cambios para el Estado?, ¿cambios en el Estado?, y, ¿cambios
por el Estado?, o, ¿se trata nuevamente de aquellos aguaceros fuertes que hacen brotar  a nuevos pensadores?, y, agrego yo, ¿ febriles y plenos de euforia tropical?
Lamentablemente, la humanidad aprende más por la experiencia que por la razón, aunque esto resulte a veces muy costoso. El mal cambia adoptando formas y fondos de encantamiento que arrastran a incautos, a malignos, a perniciosos  y necesitados. Está ahí, hic et nunc, ici et maintenant, pero paga más el poder, el crimen, la corrupción y la vanidad, que la tan promovida y anhelada virtud.
¿La prueba?  ¡Haití!!
Mientras el Secretario General de la OEA pronuncia un perfumado discurso con aroma de banquete al final de la faena (rabos, orejas y lomos finos), los haitianos se mueren de hambre y sed, sometidos a las inclemencias del tiempo, de la ambición y de la política. Se pide un minuto de silencio por las víctimas del holocausto, conviviendo con el horror unos pocos kilómetros al pie de “The great Society”.
Mientras tanto, no nos queda más que pelear a capa y espada por la defensa de la democracia real y plena, continuando con aquella lucha que se inicia en 1215 con la Carta Magna, la Bill of Rights de 1689, la primera constitución liberal de los Estados Unidos del año 1787, la Revolución Francesa y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, así como la Declaración de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial. Debemos insistir y repetir que “Los hombres nacen libres por naturaleza”, “que la soberanía radica en el pueblo”, así como “el derecho a la propiedad y la libre expresión”, entre muchas otras cosas. Ya nos hemos referido al tema en ocasiones anteriores, que para combatir el Parkinson absolutista recomiendo la Hermenéutica, hay que practicar un poco la hermenéutica.
“La democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando todos los demás” (Winston Churchil)
“En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo creo. En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo quiero vivir” (Dr. Gustavo Estrella)
HARRY MARTIN ANTONIO DORN HOLMANN
Director Académico de Carrera
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Relaciones Internacionales
Universidad de Los Hemisferios
Paseo de la Universidad Nro. 300 y Juan Díaz (Urbanización Iñaquito Alto)
(5932) 17008436473 (Ext.224 )
harryd@uhemisferios.edu.ec
Quito – Ecuador
Bibliografía: Max Horkheimer, 2005, Sociedad, razón y libertad. Editorial Trotta, S. A. Madrid.

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