CANCÙN, NUEVAMENTE FRACASO. ¿WAS TUN?
Casi veinte
años de esfuerzos y muy pocos resultados en la defensa del medio ambiente. Hay
que reconocer que los regímenes de extrema derecha y extrema izquierda hacen
gala de una gran capacidad de gestión cuando de sus intereses se trata. El fin
justifica los medios y no importa si decenas de millones de seres humanos
mueren por la cámara de gas, el frío, las armas, el hambre, las terquedades
ideológicas, la represión o las inundaciones.
Los regímenes
fascistas y “comunistas” así como el mercantilismo salvaje no da espacio para
decisiones concretas en defensa del medio ambiente y la supervivencia de la
especie humana, de ahí la imposibilidad de una planificación y programación
pragmática y eficaz, y peor aún, de desarrollar mecanismos de gobernanza que
permitan un control y evaluación eficiente de las gestiones y compromisos
adquiridos en ese sentido. Lamentablemente, los intereses mezquinos de grupos y
países no dan tregua y restringen la posibilidad de hacer valer los derechos de
los seres humanos. Qué paradoja, son los propios seres humanos los que niegan
el ejercicio del derecho inherente a la dignidad y naturaleza de los seres
humanos, ¡es el mismo Ser quien aniquila al Ser!
Cancún es una
demostración más de la contradicción en que ha caído la civilización
occidental, la cual produce para vivir a costa de desaparecer o morir. Se
trabaja, se produce y acumula riqueza para disfrutar en la pobreza: low profil le llaman ahora, para evitar ser asaltado,
asesinado y robado. Bobería monumental. De igual manera, los sistemas
inescrupulosos de producción pervierten el sistema llevándolo a su propia
destrucción. Monumento a la estupidez.
¿Was tun,
entonces? El mundo ha perdido la dignidad porque los seres humanos nos hemos
hurtado nuestra propia dignidad al no trascender lo económico y no pensar en el
bien comunitario. Coincido con el Profesor Jaime Baquero cuando afirma que “La
dignidad humana es un valor innato del ser humano que hace que siempre deba ser
considerado como un fin y nunca como un medio” (Baquero, Jaime. 2010:
29). Sin beneficio para los seres humanos no hay sistema ni
económico ni jurídico que tenga sentido o razón de ser, peor aún, cuando se
atenta en contra de la integridad física y espiritual de la especie humana. De
ahí la necesidad de superar el pensar y conocer para comprender, decidir y
actuar. Una militancia política responsable es entonces indispensable para
incidir y controlar la gestión de los estados en materia económica y
medioambiental, como única vía y recurso de evitar nuestra propia aniquilación.
Ya lo dice el Padre Eduardo Mora Altamirano, cuando cita a Martin Luther King,
“Quien acepta pasivamente el mal es tan responsable como el que lo comete.
Quien ve el mal y no protesta, ayuda a hacer el mal” (Mora Altamirano, Eduardo.
2009:301)
¿Acaso Hitler
y Stalin no demostraron ya lo letal de una dirección política equivocada y
perversa, cuando la sociedad civil acepta el mal y no lo combate? El
fortalecimiento de la sociedad civil y una militancia política activa será el
único camino para botar a los mercaderes del templo, trascendiendo al sistema
internacional mediante alianzas que generen nuevo valor agregado, más allá de
los viajes, tragos, banquetes y viáticos para los burócratas internacionales.
Solo la ética
de la sociedad civil podrá sustentar la ética de la sociedad política en
función de los objetivos e intereses de la primera, y más que echarle la culpa
solamente al individualismo de Descartes o al colectivismo de Marx o al
nihilismo de Nietzsche (Nubiola, Jaime, tomado de: Baquero de la Calle, Jaime.
2010:71), es el individuo de a pie el que puede y debe hacer muchísimo y no perseverar
en “actitudes acríticas, de un mirar embobado” (Yepes, Ricardo, tomado de:
Baquero de la Calle, Jaime. 2010:69).
HARRY MARTÌN DORN HOLMANN
DIRECTOR
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES
INTERNACIONALES
UNIVERSIDAD DE LOS HEMISFERIOS
BIBLIOGRAFÍA
Baquero de la
Calle, Jaime. El Derecho…… ¿para qué?
Corporación de Estudios y Publicaciones. Quito, 2010.
Mora
Altamirano, Eduardo. Desobediencia Civil:
de Thoreau a Gandhi y Martin Luther King, Jr. Corporación de Estudios y
Publicaciones. Quito, 2009.
La sorpresa hubiera sido que hagan algo en Cancún. Homo natura lupus es la evolución del hombre hobbiano. ¿Qué nos importa si el mundo queda tan lejos?
ResponderEliminarWas tun, entonces? ¿Qué hacer, entonces? Tal vez esa es la pregunta de muchos frente a un mundo en donde sus habitantes no defienden lo suyo, solo lo hacen cuando les conviene. Siempre me cuestionó: ¿Cuándo les conviene? Según yo, hoy les conviene, porque mañana ya puede ser tarde. ¿Hasta dónde nos va a llevar las defensas y luchas ideológicas? Tal vez deberíamos preocuparnos más por defender los derechos que nosotros mismo nos hemos encargado de arrebatárnoslos.
ResponderEliminarVisto desde este contexto, ¿tenía Hobbes razón? Posiblemente el hombre si es el lobo del hombre. “¡es el mismo Ser quien aniquila al Ser!”.
Pienso que callar y aceptar un acto malo es lo mismo que aprobarlo. Quizás una solución será implantar en la sociedad la importancia del concepto de diplomacia ciudadana, en donde los actores sean personas que trasciendan, que presenten soluciones, que realicen acciones. Para terminar solo quiero dejarles una pregunta para que reflexionen: ¿Si tuvieras la oportunidad de hablar con los dirigentes mundiales, qué les dirías? esto es interesante porque con la transformación y evolución de la era digital ahora podemos decirles aquello que siempre hemos pensado, ¿no es eso diplomacia ciudadana?
Los temas de desarrollo con los de medio ambiente nunca han ido de la mano. En realidad es lo que han "intentado hacer", pero ya vivimos las consecuencias de esos "intentos" que nos llevan a concluir que se trabaja al precio de todo y al valor de nada.
ResponderEliminarEs un insulto a la inteligencia del ser humano que no se termine de comprender los beneficios de crecer económicamente y de asegurar la vida y el futuro de las nuevas generaciones.
La solución-la planteada eternamente- es que sigamos trabajando por mejorar las cosas. Parece ya una utopía, pero veamosla como un motor.
El fracaso de las conversaciones en Cancún que se han desarrollado durante el mes de septiembre. A pesar de reconocer que, en teoría, el clima y el libre comercio proporciona una mayor prosperidad global, los participantes en la Cumbre de Cancún adoptaron dos posturas generales y contrarias: los países en desarrollo, que sostenían que los subsidios agrarios de los países más ricos les proporcionan una ventaja comercial desleal, y los países más desarrollados, que perseguían nuevas normas globales que contribuyesen a proteger sus intereses económicos.
ResponderEliminarYa se vió lo que pasó en La Cumbre de Cancún, pasaron todos de ese importante tema (el climático) como si se hablara de un tema apestado. Para la gentuza que destruye y hace que gobierna el mundo es más prioritario el tema del dinero que las vidas del planeta en juego…
Y esto es lo que nos va a llevar a la hecatombe tarde o temprano si no se reacciona a tiempo y si permite que quienes detentan ahora el poder destruyan ecosistemas y desgobiernen este planeta que sólo quieren para sus fines sociópatas aniquilando a la naturaleza de paso.
El fracaso de las conversaciones de Cancún hace cuestionar la efectividad de este tipo de foros tan grandes para lograr el, según parece ser, esquivo objetivo del clima y el libre comercio mundial. Cancún fue un acto público y también politizado. Parte del problema esta en como se toman las decisiones. La mayoría es la que decide, y tiene derecho a voto. Los países pequeños tienen un voto, al igual que los grandes. Pero qué posibilidad tienen los países pequeños de encontrar consensos (o votos), la respuesta es lógica ninguna.
Para finalizar solo me resta decir que los seres humanos hemos perdido precisamente esa esencia que nos hace humanos, vivimos tiempos de edificios grandes, de grandes ciudades, de grandes economías y poderes políticos, vivimos el siglo de la tecnología y las comunicaciones, que en lo único que han aportado a hacer seres humanos deshumanizados ante el dolor y la tragedia mundial, donde el cemento parecer ser que no solo está en las edificaciones sino en los corazones, donde vivimos las comunicaciones pero se nos hace tan difícil justamente comunicarnos y peor aun entendernos. Entonces el llamado sería hacer conciencia de vivir en paz, de conciliar posiciones ideológicas, aunar esfuerzos por prevenir las desgracias globales, es decir, cuidar de nuestro planeta. Y ese debería ser una política de estado de las grandes potencias que son quienes han derruido nuestro hábitat en su incesante carrera hacia la riqueza, en una sinrazón y actuación maquivélica.
Las tragedias medioambientales y humanas, como la del petróleo en el Golfo de México y un largo etcétera…¡qué fácil es destruir a la Naturaleza y decir luego que todo ya se arreglará y que se olvidará pronto todo! conocen la amnesia funcional del ser humano…pero ¿y las secuelas que ocultan los causantes de las tropelías qué?…¿todo olvidado?…¿y la Justicia qué hace?…nada…porque, por desgracia, jamás opera en su real dimensión la Justicia nacional e internacional de los afectados.
El ser humano es un ser individualista por naturaleza. La búsqueda de sus propios intereses siempre se ha establecido como una prioridad en su comportamiento, muy pocas veces la concertación y el concenso han primado cuando se trata de negociaciones o la búsqueda del bien colectivo. Las ideas arraigadas dentro del pensamiento humano dominan la forma de proceder en su conducta pero talvéz el error se encuentar allí, en mirar el mundo desde una concepción realista y muy poco idealista. La historia es cíclica y en cada acontecimiento es necesario visualizar la venida de inconvenientes y problemáticas que impiden el desarrollo progresivo de nuevas estructuras (sean políticas, económicas, sociales, etc.) para corregir los errores pasados, encontrar nuevas soluciones y trabajar en conjunto, formando un solo bloque independiente a ideologías o intereses particulares. es indispensable canalizar nuevas iniciativas de unidad y cooperación regionales a través de la solidaridad y comunicación entre Estados para delimitar campos de acción en los que cada actor juegue un papel principal en un juego de ganar-ganar.
ResponderEliminarDebo empezar reconociendo que hasta hace poco el tema ambiental, la conservación de los ecosistemas y otros temas involucrados en esta materia me era totalmente indiferente. ¿Por qué tendría que preocuparme YO por algo cuyos efectos probablemente no viviré para ver? ¿Qué podría hacer una persona como YO frente a esta situación?
ResponderEliminarProbablemente mi postura de indiferencia es la que muchas personas (creo que especialmente jóvenes lamentablemente) mantienen sobre el tema.
Creo que aún cuando yo no llegué a ver las consecuencias de la destrucción del medio ambiente (algo que hoy por hoy ya no considero tan cierto) tenemos una responsabilidad para con las generaciones futuras. No podemos aprovechar indiscriminadamente de la naturaleza y dejar de herencia un mundo desértico e inhabitable. Creo que el cambio empieza por nosotros, y aunque suene romántica mi afirmación sé que si es posible influir en nuestras esferas familiares y sociales en pos de la naturaleza. ¡Ya es hora de hacer algo por ella!