jueves, 9 de diciembre de 2010

DÈJÁ VU

DÈJÁ VU
Se me ha caído el cielo, suspiraba un empresario ecuatoriano ante los comentarios de sobremesa, o, le ciel me tombe sur ma tête, decían los antiguos galos ante la tragedia o la desgracia,  y es que el mundo se encuentra trastocado, los principios y valores se flexibilizan o interpretan de acuerdo a los intereses y conveniencias, y el modo de vida se encoje a lo minimalista (por vocación o por destino), léase, la ley del mas mínimo esfuerzo.

El trabajo digno y el deber cumplido ya no son estímulos para vivir mejor y alcanzar la salvación, como creyeron algunos, que hoy en día se encuentran en franca minoría como una especie en extinción, a punto de desaparecer del planeta, aunque quizás se trata de una mera percepción; Asesinatos, robos, secuestros, arranche, atropellamientos, asaltos, balaceras, invasiones, atentados, son el pan nuestro “percibido” todos los días, y todos aspiran a tener una tajada del Estado como el mejor camino para el bienestar o la supervivencia. Pero todos sufren o mueren por igual, sin distingo de raza, dinero, color, cultura, religión o tamaño. Malaise dans la civilisation”.

Los medios de comunicación a diario nos recuerdan nuestras miserias informando acerca de las bombas en Afganistán, los muertos en Irak, el terremoto y el cólera en Haití, el terremoto y Tsunami en Chile, los asesinatos a diario en la ciudad de Guayaquil, y también en Quito, la muerte de diplomáticos y chicos jóvenes en el norte de México, el sicariato muy de moda y a precios módicos al alcance de todos los bolsillos, los absurdos y constantes accidentes y muertes en las vías ecuatorianas a manos de conductores temerarios sin dios ni ley, los presos políticos en Cuba, los eternos conflictos con países vecinos, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay, y el peor de todos los males provocados por el hombre: la dilapidación de los recursos escasos para reproducir la miseria, el clientelismo y perpetuar las relaciones de poder. Léase, “todos llegaron flacos y mal vestidos, y ahora están gordos y peor vestidos”; Entiéndase: “mal gusto”.

Hablaba un distinguido y muy apreciado profesor y erudito en el campo de las ciencias sociales sobre el valor de la Hermenéutica. Aquella maravillosa teoría y arte de interpretar la verdad en la historia, tan relegada a menos y tan minimizada por aquellos que más la necesitan, precisamente, cometiendo y repitiendo los mismos errores y fracasos que han significado la caída precipitosa de los grandes imperios. Tal como nos enseñan historiadores de la talla de Paul Kennedy, la china de la dinastía Ming le dio las espaldas al mundo y se volcó hacia dentro altiva y desafiante, soberbia, autosuficiente y egoísta, buscando desterrar toda influencia externa, especialmente, los vestigios de la dominación mongol. Una élite confuciana, ilustrada, conservadora y privilegiada, con barriga llena y necesidades satisfechas, renuente a las actividades de comercio y fomento a la producción, se decidió por la erudición en detrimento de lo económico y lo practico (¿van sintiendo ya el deja vu?), reduciendo así su poder económico y militar y generando el declive de la dinastía.

La historia y destino del mundo musulmán y del imperio Turco Otomano nos envía de igual manera múltiples señales acerca de su rápida y dinámica expansión durante el siglo XVI y declive posterior. Con gran poder naval, infraestructura urbana a veces envidiable por las ciudades europeas de la época, con grandes conocimientos de matemática, cartografía, medicina, y con una producción industrial nada despreciable, cayó lamentablemente en las garras de la centralización y unificación de todos los poderes, del despotismo y la ortodoxia, del monopolio iluminista, de los jurisconsultos ensopados de argumentos y letras de aquella época, con la mala suerte de 13 sultanes incompetentes que reinaron en forma sucesiva, preparando el terreno y sirviendo la mesa para ingresar en un inevitable proceso de decadencia. La perversión del poder, cuando no se controla el poder.

No vamos a referirnos ni tiene sentido hablar sobre los derechos humanos de aquella época ni sobre los derechos humanos en la actualidad. Los resultados de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de Costa Rica, que sesiona estos días en la ciudad de Quito, nos ha de ilustrar muchísimo al respecto, y mas vale mas esperar su pronunciamiento que adelantar criterios a base de puras percepciones.  La corrupción burocrática, la intransigencia intelectual, el irrespeto a las teorías económicas y otras formas de pensar, la falta de innovación y nuevas tecnologías, la intransigencia religiosa y las violaciones a la libertad de pensamiento, la intolerancia con la opinión ajena, el irrespeto al derecho del otro, son las lacras y errores que subyacen a la caída de imperios antiguos y “modernos” (Hitler, Mussolini, Salazar, Videla, Pérez Jiménez, Trujillo), y les han proporcionado el disparo final de gracia. “Esto me recuerda algo”, ¿déjà vu?

Todo esto me viene a la mente a consecuencia de la lectura de medios de comunicación y a los tipos de información que giran constantemente sobre lo político y lo económico, la criminalidad y los deportes.

En efecto, se informa sobre el rastreo satelital contra los robos, de la crisis eléctrica y económica que ahoga cada vez mas a Venezuela, del suspenso de la nueva cita Ecuador-Colombia, del fracaso de las negociaciones con China para el financiamiento del proyecto Coca-Codo Sinclair, del fracaso del dialogo con Petrobras (Diario El Comercio, sábado 20 de noviembre de 2010), de la reducida inversión extranjera (Lideres, lunes 8 de noviembre de 2010) del Juicio al Fiscal General del estado, de la orden del Banco Central para mantener el 45% de la liquidez del sistema bancario en el país, la avalancha de criticas al proceso de selección del Consejo de Participación Ciudadana, de los editoriales de Grace Jaramillo y Carlos Alberto Montaner, “Hablando entre iguales” (diario El Comercio de Quito, octubre del 2010) y “Ecuador: caos y crisis” (diario El Comercio de Quito, octubre del 2010) respectivamente, de los temores a la guerra cambiaria y el proteccionismo (diario El Comercio de Quito, miércoles 6 de octubre de 2010), del nuevo record en la cotización del oro, (diario El Comercio de Quito, miércoles 6 de octubre de 2010), de la evolución errática del PIB en Ecuador (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), sobre la percepción de riesgo de Ecuador en América latina que “seduce y ahuyenta al capital” (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), sobre los frenos para el inversor y las dudas que levanta el crédito con China (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), las presiones para revisar la ATPDEA (diario El Comercio de Quito, 29 de septiembre del 2010), la INSUBORDINACION del día jueves 30 de septiembre, sobre el fracaso de la reunión del G-20, de la quiebra del sistema internacional según Lula, del conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, del incremento del crimen en Ecuador en un 29% en los últimos 10 meses (Diario El Comercio de la ciudad de Quito, jueve3s 2 de diciembre de 2010) y finalmente, para no aburrir ni abundar innecesariamente, todas las adivinanzas, perlas cultivadas y caretucadas de oro que nos brinda la prensa quiteña todos los vienes, una especie de triste payaso, que entre risas y lagrimas y abundante ingenio, en el mas puro caló y popó, nos pintan un pleno paisaje de la realidad nacional.



Solamente quisiera mencionar y no me voy a detener en detalles, sobre los odiosos e hirientes editoriales o artículos de los diarios españoles, a propósito de los acontecimientos del jueves 30 de septiembre en Ecuador,  El País y El Mundo, los cuales abundan en términos peyorativos para caricaturizar nuestra triste realidad: maquillaje democrático, parodia, escenas cursis de un presidente llamando a la muerte, espectáculo de censura mediática, tartufocracia correista, bananorepublicanismo, etc.

Nuestros amigos españoles ya se olvidaron por lo que tuvieron que pasar durante más de 40 años y que terminó apenas hace 35 años. La realidad política española no se diferenció mucho de la realidad latinoamericana durante el tercer cuarto del siglo XX, y eso no es motivo para mirarnos por encima del hombro. Recuerden el esfuerzo realizado por la Comunidad y posterior Unión Europea para orientar a España, portugal y Grecia, hasta alcanzar un nivel parecido aunque no similar a Francia y Alemania para ingresar al proceso de integración. ¡Todos fuimos cero kilometro alguna ves o algunas veces!  Yo fui testigo del maltrato y las penurias de los valientes y orgullosos trabajadores españoles en Alemania (cientos de miles, algunos de los cuales pude conocer en fabricas, panaderías, imprentas, hospitales, etc, cuando trabajaba durante mis vacaciones universitarias, y de quienes guardo maravillosas anécdotas y recuerdos), y eso debe llamarlos un poco al recato en la forma y fondo de sus observaciones. Deberían experimentar un poco el déjà vu”. Basta recordar que la Inquisición Española fue suprimida definitivamente recién en 1842, cuando en Europa se vivían los tiempos del liberalismo político y liberalismo económico, a las puertas también de la gran expansión de sistema capitalista mundial, especialmente a partir de 1848.

¿Y ahora que falta? Con un desempleo y subempleo que bordea el 60%, una reducción significativa de las remesas de los emigrantes, la inversión externa directa en Stand By, un crecimiento económico bajo (no es precisamente el mas alto de América latina), y para finalizar, sendos tratados de libre comercio que firmaron Colombia y Perú con la Unión Europea en detrimento pleno de Ecuador, pues, el panorama no es nada halagador. El ATPDA tampoco se renueva y los empresarios ecuatorianos comienzan a padecer su adicción a los tratamientos especiales.




Lamentablemente, con mucha pena y decepción me viene a la mente la idea de Adam Smith, destacada por el mismo Paul Kennedy, que “para sacar a un Estado de la barbarie y llevarlo a la mayor opulencia apenas se necesita algo más que paz, impuestos razonables y una administración de justicia tolerablemente buena”. ¿Y ahora que? Para recordar a nuestro amigo Bécaud. Pues nada, porque la Hermenéutica no se come, ni te convierte en monopolio, ni te hace llegar a la presidencia, ni te hace entrar en razón, pues el « déjà vu » continúa campantemente su marcha. Basta con leer las noticias de ultimo minuto sobre las publicaciones de Wikileaks, me recuerda las opiniones americanas sobre los dictadores latinoamericanos, la caída de Arvens en Guatemala, de Juan Bosh en República Dominicana, la orden de Nixon sobre Allende, el abandono de Tacho Somoza en Nicaragua, la invasión de Panamá, la Doctrina de la Seguridad Nacional confeccionada en Brasil, y la sorpresa del presidente Correa sobre la cooperación de los servicios de inteligencia en Ecuador.  

Lamentablemente, lo que no aprendemos gratuitamente por la razón, lo aprendemos costosamente por la fuerza o la experiencia, aunque tengamos a la mano la maravillosa hermenéutica. Y porqué no decirlo, me alivia muchísimo también esta grafoterapia, para usar el termino del ilustre profesor Jaime Nubiola.

HARRY MARTÍN DORN HOLMANN  M. A.
PROFESOR
DIRECTOR ACADEMICO
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

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