viernes, 11 de febrero de 2011

EL GUIRIGAY POLITICO


EL GUIRIGAY  POLITICO

Jueves 10 de febrero de 2011, un solo día, en diario El Comercio de Quito, se lee:
“La Corte Constitucional entre denuncias y presión política”
“Dalo Bucaram denuncia que la corte le pidió dinero”
“Pablo Izquierdo: El Sistema de salud esta desarticulado”
“El robo de la custodia”
La pequeña Denisse Mishel no quiere volver a la casa donde fue ultrajada”
“¿Por qué los vocales de la Judicatura no se van a la casa? ¿Cuáles son los intereses que se manejan detrás de todo eso? (Entrevista a José Serrano, Ministro de Justicia, pagina tres)”
“7 afrontan penas por terrorismo”
“1,5 millones por mi papá” (Entrevista a Dalo Bucaram, Asambleísta, pagina 5)
¿Quién puede decir algo de una mujer que ha vivido toda su vida en una casa que le dio el IESS, que siempre ha tenido la frente en alto? ¿Los nuevos ricos del Gobierno que antes arrendaban departamentos y ahora viven en mansiones? (Legisladora Cynthia Viteri, pagina 5)
“Pedido de inmunidad para la veeduría del caso Fabricio Correa” (página 5)
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La jerigonza ejecutiva, legislativa e institucional en general, se vuelve más confusa y barzonera. Con motivo de las múltiples denuncias de corrupción que están a la orden del día, para todos los gustos y para todos los bolsillos, la clase política en general hace gala de un GUIRIGAY propio de mercados y galleras donde las acusaciones de “ladrones y rateros” se convierten en cosa común, que brincan a saco roto, ante la indiferencia de todos.
Las formas se pierden a pesar de la presencia de medios, donde los actores políticos se transforman, y los temas estratégicos se vuelven personales. La facundia hiriente y libertina desplaza el debate político de altura, y los problemas se multiplican; los niños mueren en las salas de emergencia, la aprobación del ATPDA se dilata, las inundaciones están a la orden del día, la delincuencia mata, roba, viola, y la sociedad civil, desnuda y desarmada, clama simplemente por justicia y ruega a Dios, ante la inseguridad y la impotencia.
Ecuador es un país vulnerable en todo sentido. Vulnerable ante la debilidad institucional, vulnerable ante la delincuencia, vulnerable sin el ATPDA, vulnerable ante los embates de la naturaleza, vulnerable ante las enfermedades, vulnerable ante la corrupción, vulnerable en su comercio exterior, vulnerable en su balanza de pagos, vulnerable en su educación, vulnerable en su calificación crediticia, vulnerable en sus relaciones internacionales, vulnerable en su gobernabilidad, vulnerable en su seguridad interna,  y, vulnerable en sus gustos, su moral y sus costumbres.
La autenticidad ecuatoriana se pierde con los vidrios oscuros, la prepotencia, las corbatas a rayas y el guirigay barato y superficial. La novelización del quehacer político, dramático, sabroso y pachanguero, lejos de promover la virtud, promociona el Bacará, el 21 el trago barato y la ruleta. ¿Quién dijo alguna vez, de lo bueno lo mejor?
El Foro político es el fiel reflejo de la vulnerabilidad social, y del barzoneo y desenfreno en que vive la sociedad civil y política. El Zorro entró en el gallinero, probó del fruto prohibido y perdió el miedo a ser sorprendido en plena faena.  Consciente de las debilidades del sistema, roba para salir libre y volver a robar. Si todos roban y delinquen, ¿por qué no lo puedo hacer yo?
La institucionalidad política es una fachada. Inmersos en la anatomía de una democracia representativa, vivimos una plutocracia autodistributiva, agresiva y temeraria. Las denuncias, las cifras y las pruebas están a la vista, sin pudor y sin recato. Se ha perdido el fondo y las formas. La comunidad se recoge en un sopor indiferente, indefensa e indefendible, pues ha perdido todas sus armas, sus derechos, sus controles, sus veedurías, sus instituciones. La sinceridad es un pecado. “Atenta contra la inseguridad del Estado”. La transparencia es un delito. “Amerita juicio penal”.
¿Donde ha quedado aquel comportamiento ético acorde con las creencias y el buen juicio? ¿Donde están los líderes con decisiones solidas y coherentes, con valores reales en el discurso y la acción política?
El país necesita dirección, guía, claridad, y superación de los conflictos, bajo un liderazgo sustentado en valores, dinámico, sin golpes bajos ni procesos burocráticos que embotan las iniciativas y cohíben las aspiraciones sociales. Es indispensable un baño de verdad,  que lo correcto substituya la comodidad, lo racional a lo popular, la visión de largo plazo al  interés cegatón de corto plazo.
Las nuevas generaciones deben perder el miedo al atrevimiento emprendedor, tienen que trabajar con audacia, plantear metas grandes, manteniendo la coherencia entre valores, metas y comportamiento, buscando la integridad para sí y para los demás. Un liderazgo integro requiere de un gran compromiso, consigo mismo y con la comunidad. En el Ecuador, es cuestión de vencer o sucumbir.

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