EL
GUIRIGAY POLITICO
Jueves 10 de
febrero de 2011, un solo día, en diario El Comercio de Quito, se lee:
“La Corte
Constitucional entre denuncias y presión política”
“Dalo Bucaram
denuncia que la corte le pidió dinero”
“Pablo
Izquierdo: El Sistema de salud esta desarticulado”
“El robo de la
custodia”
La pequeña
Denisse Mishel no quiere volver a la casa donde fue ultrajada”
“¿Por qué los
vocales de la Judicatura no se van a la casa? ¿Cuáles son los intereses que se
manejan detrás de todo eso? (Entrevista a José Serrano, Ministro de Justicia,
pagina tres)”
“7 afrontan
penas por terrorismo”
“1,5 millones
por mi papá” (Entrevista a Dalo Bucaram, Asambleísta, pagina 5)
¿Quién puede
decir algo de una mujer que ha vivido toda su vida en una casa que le dio el IESS,
que siempre ha tenido la frente en alto? ¿Los nuevos ricos del Gobierno que
antes arrendaban departamentos y ahora viven en mansiones? (Legisladora Cynthia
Viteri, pagina 5)
“Pedido de
inmunidad para la veeduría del caso Fabricio Correa” (página 5)
---------------------------------------------------
La jerigonza
ejecutiva, legislativa e institucional en general, se vuelve más confusa y barzonera.
Con motivo de las múltiples denuncias de corrupción que están a la orden del día,
para todos los gustos y para todos los bolsillos, la clase política en general
hace gala de un GUIRIGAY propio de mercados y galleras donde las acusaciones de
“ladrones y rateros” se convierten en cosa común, que brincan a saco roto, ante
la indiferencia de todos.
Las formas se
pierden a pesar de la presencia de medios, donde los actores políticos se
transforman, y los temas estratégicos se vuelven personales. La facundia
hiriente y libertina desplaza el debate político de altura, y los problemas se multiplican;
los niños mueren en las salas de emergencia, la aprobación del ATPDA se dilata,
las inundaciones están a la orden del día, la delincuencia mata, roba, viola, y
la sociedad civil, desnuda y desarmada, clama simplemente por justicia y ruega
a Dios, ante la inseguridad y la impotencia.
Ecuador es un
país vulnerable en todo sentido. Vulnerable ante la debilidad institucional,
vulnerable ante la delincuencia, vulnerable sin el ATPDA, vulnerable ante los
embates de la naturaleza, vulnerable ante las enfermedades, vulnerable ante la
corrupción, vulnerable en su comercio exterior, vulnerable en su balanza de
pagos, vulnerable en su educación, vulnerable en su calificación crediticia,
vulnerable en sus relaciones internacionales, vulnerable en su gobernabilidad,
vulnerable en su seguridad interna, y,
vulnerable en sus gustos, su moral y sus costumbres.
La autenticidad
ecuatoriana se pierde con los vidrios oscuros, la prepotencia, las corbatas a
rayas y el guirigay barato y superficial. La novelización del quehacer político,
dramático, sabroso y pachanguero, lejos de promover la virtud, promociona el
Bacará, el 21 el trago barato y la ruleta. ¿Quién dijo alguna vez, de lo bueno
lo mejor?
El Foro político
es el fiel reflejo de la vulnerabilidad social, y del barzoneo y desenfreno en
que vive la sociedad civil y política. El Zorro entró en el gallinero, probó
del fruto prohibido y perdió el miedo a ser sorprendido en plena faena. Consciente de las debilidades del sistema,
roba para salir libre y volver a robar. Si todos roban y delinquen, ¿por qué no
lo puedo hacer yo?
La
institucionalidad política es una fachada. Inmersos en la anatomía de una
democracia representativa, vivimos una plutocracia autodistributiva, agresiva y
temeraria. Las denuncias, las cifras y las pruebas están a la vista, sin pudor
y sin recato. Se ha perdido el fondo y las formas. La comunidad se recoge en un
sopor indiferente, indefensa e indefendible, pues ha perdido todas sus armas,
sus derechos, sus controles, sus veedurías, sus instituciones. La sinceridad es
un pecado. “Atenta contra la inseguridad del Estado”. La transparencia es un
delito. “Amerita juicio penal”.
¿Donde ha quedado
aquel comportamiento ético acorde con las creencias y el buen juicio? ¿Donde
están los líderes con decisiones solidas y coherentes, con valores reales en el
discurso y la acción política?
El país necesita
dirección, guía, claridad, y superación de los conflictos, bajo un liderazgo
sustentado en valores, dinámico, sin golpes bajos ni procesos burocráticos que
embotan las iniciativas y cohíben las aspiraciones sociales. Es indispensable
un baño de verdad, que lo correcto
substituya la comodidad, lo racional a lo popular, la visión de largo plazo
al interés cegatón de corto plazo.
Las nuevas
generaciones deben perder el miedo al atrevimiento emprendedor, tienen que trabajar
con audacia, plantear metas grandes, manteniendo la coherencia entre valores,
metas y comportamiento, buscando la integridad para sí y para los demás. Un
liderazgo integro requiere de un gran compromiso, consigo mismo y con la
comunidad. En el Ecuador, es cuestión de vencer o sucumbir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario