Apostemos
a la cooperación
Felicidades Sr. presidente Obama, su visita a los
países de América Central y América del Sur constituye un gran paso en el
camino correcto. En efecto, la pobreza se elimina o reduce generando riqueza, y
la riqueza se obtiene generando valor agregado, invirtiendo en los sectores
productivos, promoviendo el comercio y transparentando mercados. “Por sus obras
los conoceréis” dijo nuestro Señor Jesucristo, y los resultados concretos son
la mejor forma de verificar, desechar, comprobar o legitimar la eficiencia y
eficacidad de los modelos de gobierno, de las teorías económicas o de las
ideologías políticas.
Fue el edificio de Axel Sprienger del Spriengerverlag,
desde Berlín Occidental, quien proporcionaba noticias que eran leídas por los
habitantes de la sombría Berlín Oriental, lo que les permitía conocer, analizar,
comparar y explicar las diferencias entre la Alemania Occidental y la Alemania
comunista. La comparación de realidades no tiene ni bandera ni coloraciones ideológicas
y a la larga, las evidencias y verdades se terminan imponiendo.
En nuestro mundo globalizado, la cooperación y la
integración se imponen y nos demuestran con hechos concretos la pertinencia de
sus principios y postulados. Tanto en Europa como en los países asiáticos, bajo
distintas modalidades y mecanismos de coordinación y gestión, tales
herramientas han demostrado los múltiples beneficios de una sociedad de Estados,
ya sea regional o continental.
La “estabilidad del sistema internacional” a base de
poder duro o poder blando ha quedado atrás y las políticas hegemónicas, ya sean
de hegemonía absoluta o hegemonía cooperativa deben quedar en el pasado. La
promoción de Shas, de Husseines, de Saddates y otras perlas de Basora, ha
significado pérdidas en vidas humanas, de recursos materiales y de todo tipo,
tanto para las economías centrales como para la humanidad, salvo aquellos
intereses corporativistas que se benefician de la guerra y el dolor de los
pueblos.
Hoy en día, la cooperación y procesos de integración
tienen que sustentarse en mecanismos democráticos de beneficios mutuos, aun
cuando existen grandes asimetrías entre Estados, diferenciando claramente lo
que es una imposición hegemónica de lo que significa una guía u orientación
política y económica. En buena hora que, después de la visita de Obama, los
medios de comunicación se refieren ya a claras señales “de que se puede
invertir y confiar en El Salvador y de un enfoque desarrollista y de
responsabilidad conjunta para tratar los problemas de la migración”, lo cual
pondría fin a las políticas seguritizadoras que no han aportado mayor cosa a la
región.
La visita del presidente Obama a El Salvador, Brasil y
Chile, establece importantes puntos de referencia como polos de desarrollo que les
permitirán comparar modelos con resultados concretos en distintos países, cuya
diversidad es evidente. Si las cosas continúan así, veremos los resultados de
una mayor cooperación en una economía de mercado, en un modelo realista
periférico y pragmático, y en un país con grandes esperanzas y reivindicaciones
sociales, como es el caso de El Salvador.
¡Apostamos a la cooperación!
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