martes, 8 de noviembre de 2016

DE LA HIPOCRECÍA ORGANIZADA HACIA LA ANARQUÍA

DE LA HIPOCRECÍA ORGANIZADA HACIA LA ANARQUÍA
 Algunas de nuestras democracias presidencialistas en Latinoamérica han caído, de acuerdo con Krasner, en la hipocresía organizada y viento en popa hacia la anarquía (en un par de casos), pues las reglas, normas y principios democráticos formalizados en sistemas de representación, sistemas electorales y órganos de justicia, se han convertido en instrumentos de coerción al servicio de las fuerzas y Estados poderosos, ya sea a nivel interno, ya sea a nivel del sistema internacional.
La fragilidad y versatilidad de las instituciones democráticas es evidente. Las reglas se respetan o no de acuerdo a las circunstancias o conveniencias del poder, o se modifican al mismo ritmo de cambio de los intereses del poder o de las relaciones de poder.
Llegado a cierto nivel o punto de inflexión, se pierde la institucionalidad e influencia sobre la conducta de los actores, no existen límites normativos y cuentan únicamente los intereses de los poderes dominantes: se cae en la anarquía donde cada cual sobrevive por sus propios medios, dominados por las pasiones, o tal como diría Hobbes, “el hombre se convierte en lobo del hombre”.

A nivel internacional, hemos sido testigos del bochornoso espectáculo de las votaciones en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde algunos de nuestros cancilleres, supuestamente informados y preparados, no son capaces de plantear los objetivos a tratar en una asamblea, ni de conocer los temas de reflexión, ni de comportarse como un ciudadano activo (para utilizar un término utilitarista de J. S. Mill), pues no saben por qué están ahí ni están en condiciones de saber. Queda solo un vacío institucional y la pobre anatomía de una organización internacional, sin oficio ni beneficio, y un pueblo pobre y desempleado sometido a sus cargas.

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