martes, 4 de octubre de 2016

La Globalización Imagida:una interpretación y enfoque de Nestor García Canclini

 LA GLOBALIZACION IMAGINADA: UNA INTERPRETACIÓN DESDE LA CONCEPCIÓN Y ENFOQUE DE NÉSTOR GARCÍA CANCLINI
POR: MSc. HARRY MARTIN DORN HOLMANN


La globalización ha sido definida de distintas maneras y desde distintos enfoques teóricos. Algunos autores como Arjun Appaduray se refieren a los múltiples paisajes globales como el paisaje cultural, el paisaje tecnológico, el paisaje economico, etc, haciendo notar la enorme cantidad de flujos e intercambios de distinta naturaleza característicos del mundo global, como un tejido complejo que conecta a los países creando entre ellos complejas relaciones de interdependencia, matizadas por las características propias de cada uno, en términos de sensibilidad y vulnerabilidad, simetrías y asimetrías, dependiendo del poder economico, político y militar de cada país.
Otros expertos en relaciones internacionales estudian la estrecha relación entre globalización y neoliberalismo y la gran expansión de los distintos flujos en los últimos 30 años, creando aún mayor interdependencia entre países y regiones. La teoría se sustenta en la interdependencia compleja entre actores internacionales y conveniencia de regular sus comportamientos mediante redes de reglas, normas y procedimientos y controlar sus efectos en materias de interés común como la inversión, la propiedad intelectual, los intercambios culturales, la cooperación, la producción y el libre comercio, entendido este ultimo como la regulación de la desregulación del comercio.
Este modelo de interdependencia compleja del sistema internacional en oposición al modelo de realismo político, se caracteriza también por los múltiples canales de interconexión entre sociedades: interestatales, transgubernamentales, y transnacionales, cuyos procesos y relaciones entre estado y sociedad son fundamentales para entender la política y la economía mundial. Bajo la concepción neoliberal, no solo el poder define las relaciones internacionales sino también las relaciones económicas, culturales e ideológicas de actores estatales y no-estatales, de ahí la importancia de las variables de análisis como costo-beneficio, rentabilidad, vulnerabilidad, sensibilidad, hegemonía, preferencias nacionales e interacciones estratégicas entre actores centrales  como los estados, grupos dominantes, empresas transnacionales, movimientos sociales e instituciones.
En su obra, La Globalización Imaginada, García Canclini nos aporta con un extraordinario enfoque sobre la globalización y la identidad, incorporando distintos elementos como la expansión de los intercambios internacionales, las elites políticas transnacionalizadas, las distancias entre individuos y entidades supranacionales, el debilitamiento de la democracia, la dependencia económica, y la invasión cultural desde los centros globalizadores, generando miedo al otro, a la exclusión y al sin sentido, como si se tratase de una invasión extraterrestre.
Estos regímenes y procesos son claves para entender los mecanismos de fomento de las desigualdades y la pobreza, el estancamiento salarial y desempleo, y lo que años atrás Amín denominó las profundas diferencias entre el centro capitalista y la periferia capitalista y desequilibrio en las relaciones internas y externas de las sociedades.  Cardozo se refirió también a las relaciones de dominación y posiciones distintas en la estructura global del sistema capitalista para comprender la lógica económica de la expansión capitalista comercial e industrial.
Canclini se interroga sobre el debilitamiento de los Estados nacionales, la impotencia ciudadana y la recomposición globalizada del poder y la riqueza, la destrucción o debilitamiento de los productores periféricos, la absorción o fusiones empresariales y el encapsulamiento a veces de la cultura periférica en sus tradiciones locales. Cuestiona también  la expansión de industrias culturales con capacidad de homogeneizar las diversidades locales y regionales (la globalización de lo local, medios de comunicación y diversión; cine, televisión, DirecTV, Hola) y los arreglos cupulares o las negociaciones que prevalecen sobre los mandatos de los representantes.
En el caso de la Unión Europea y el afianzamiento de la unificación económica, Canclini se refiere a la “Europa de los banqueros”, con bajo consenso social, cuestionando la forma de creación de lazos sociales ya que la teoría globalizadora no toma en cuenta los costos sociales (citando a Bourdieu y otros). Para Canclini, todo esto desvincula a las personas con su territorio nativo, al arbitrio de centros de decisión lejanos, desconocidos y anónimos.
¿Hacia dónde nos conducen la expansión de las empresas transnacionales, la expansión de los mercados y pensamientos únicos? ¿Qué pasará con los pensamientos alternativos, la proliferación de las disidencias la solidaridad de las ONG y los movimientos sociales?: Se duda de que puedan ser en verdad alternativas por cuantas veces acaban subordinadas al orden totalizador.
Para Canclini, la situación es más compleja que la simple oposición entre lo global y lo local. La redistribución entre lo propio y lo ajeno. Las personas se sumergen en un mar de relaciones primarias (vínculos entre personas) relaciones secundarias (vínculos entre funciones sociales) y relaciones terciarias (mediadas por tecnologías y grandes organizaciones. Relaciones totalmente despersonalizadas) y relaciones cuaternarias, en que una de las partes no es consciente de la relación: espionaje telefónico, censos, banca de datos comerciales y financieros, vigilancia (Ver la película “la vida de los otros”).
¿Qué podemos hacer? ¿Reconvertirnos en sujetos del trabajo y el consumo?  O replegarse en unidades territoriales, religiosas y étnicas para acortar distancias. Para Canclini, esto sería Escaparse por la tangente”. ¿Conviene entonces negociar la diversidad, o proyectar las perspectivas periféricas a escala transnacional? Esto sería agrandar las fronteras de la desigualdad que separan cada vez más a los conectados a redes supranacionales y quienes permanecen en lo local.
La hipótesis que el autor trabaja es que lo fragmentario es un rasgo estructural de los procesos globalizadores: La globalización es un conjunto de procesos de homogeneización y fraccionamiento articulado del mundo. Las diferencias y desigualdades se reordenan sin suprimirlas. Ni con los acuerdos más integrales como la Unión Europea se resuelven efectos negativos como el desempleo, o la actual crisis financiera, o los problemas migratorios, ni se llega a arreglos duraderos o definitivos en materia de mercado y cuestiones sociales, peor cuando se trata de arreglos cupulares alrededor de conflictos como el de Siria.  En la Unión Europea, según el autor, existen cuerpos diferenciados: Anglosajones y latinos con distintas valoraciones (sobre la ecología, por ejemplo). La estrategia hegemónica de la globalización atiende solo lo que es reductible al mercado o lo que cabe en sus políticas clientelares.
Es decir, la globalización homogeniza y desecha de acuerdo a su conveniencia
Según Canclini, La globalización se hace cargo de la cultura. Los procesos globales se vienen construyendo por la circulación más fluidas de capitales, bienes y mensajes, pero también de personas que se trasladan entre países y culturas como migrantes, turistas, ejecutivos, estudiantes, con idas y vueltas, manteniendo vínculos entre sociedades de origen y de itinerancia que no eran posibles hasta mediados del siglo XX.
¿Quiénes son nuestros otros? Las seis narrativas del autor y su confrontación con datos empíricos muestran el poder que tienen las construcciones imaginarias sobre la identidad de los otros y sobre la propia para recortar y manipular los procesos sociales. Por otra parte, la globalización y las integraciones regionales exigen conocer mejor a los otros e indagar como pueden convivir nuestras diferencias y como producir e intercambiar cultura propia con otras regiones.



La circulación tan fluida de lo que se produce en distintas regiones hace que volvamos a preguntarnos a que nos referimos cuando hablamos de producción cultural propia. No se resuelven las dificultades con divagaciones sobre una supuesta identidad latinoamericana. America latina es demasiado heterogénea como para afirmar sus proyectos conjuntos en unificaciones esencialistas y forzadas, que desconocen las distancias y desigualdades internas. Es necesario, para entender el presente y el futuro, pensar el espacio común latinoamericano también como un espacio suramericano y un espacio interamericano. No se puede desconocer la heterogeneidad política latinoamericana. Es evidente que los cambios generados por los actuales flujos tecnológicos y económicos no pueden ser encarados con los antiguos discursos identitarios ni con las políticas de multiculturalidad desplegadas dentro de cada nación cuando estas eran unidades más autónomas.
Quienes son los otros que nos interesan o aceptan para intensificar relaciones e intercambios, además de considerar la historia de la cual procedemos hay que revisar las nuevas confrontaciones geopolíticas y geoculturales, dentro y fuera de los acuerdos de libre comercio y de integración. La interculturalidad globalizada no suprimió las individualidades pero la interacción se volvió insoslayable. Con los movimientos globalizadores vino la secularización y el relativismo intelectual, ampliando nuestra capacidad para comprender y aceptar lo diferente.
Para Néstor García Canclini los imaginarios que acompañan a los datos duros de la globalización son en primer lugar elaborados desde los centros de poder. Tienen que ver con la pretensión de una homogeneidad cultural global en clave neoliberal. Pero, por otra parte, la globalización, activa la interculturalidad y provoca el surgimiento de otros imaginarios contrapuestos a las narrativas hegemónicas.
García Canclini considera que la creciente oposición a la homogeneidad forzosa no es una reacción local por parte de identidades culturales que a priori estarían opuestas a lo global. Entre ambos extremos hay múltiples mediaciones. Para explorar cómo pueden surgir sujetos que puedan cambiar el rumbo de la globalización es necesario, entonces, descubrir lo que García Canclini llama »nuevos espacios de intermediación cultural y política«. El trabajo intelectual debe apuntar entonces a que »el futuro de la globalización lo decidan ciudadanos multiculturales.

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