lunes, 31 de enero de 2011

Desarrollo tecnologico, comunicación y la lucha por la integridad


WIKILEAKS, TUNES, EGIPTO, Y LA LUCHA POR LA INTEGRIDAD
 A fines de los sesenta, siendo un novato estudiante universitario viajaba de Alemania a Tours (al Instituto de Estudios Franceses de Touraine), en Francia, huyendo un poco de la cautivadora, libertina y convulsionada Berlín, donde llegaban con un poco de retraso los efectos del movimiento mayo del 68. Era el momento de poner las cartas sobre la mesa y el choque generacional tenía que ser ajustado de manera frontal, directa, transparente y sin rodeos. La nueva generación rechazaba el antiguo y anacrónico estilo de vida de posguerra y reclamaba nuevos rumbos, nuevas costumbres, más educación, menos trabajo agobiante y más tiempo de ocio, entre otras cosas. Ya había perdido sentido aquello de trabajar para ahorrar, invertir para crecer y trabajar más para crecer y ahorrar más. Los intelectuales, artistas, estudiantes, académicos, escritores y otros adeptos, cuestionaban el orden social y político establecido y condenaban cualquier forma de control político que promoviera un sometimiento total a las relaciones de poder existentes, las cuales se consideraban autoritarias y limitantes para las libertades individuales. La condena al doble discurso político era total y las reformas planteadas eran irreversibles.

Tanto la protesta como la condena eran generalizadas, incluyendo el ya criticado sistema soviético, el cual presentaba fugas en la información que llegaba a occidente y que revelaba las atrocidades y abusos cometidos por el régimen centralizado. La Unión Soviética no era precisamente el paraíso que muchos pensaban, sobre todo en los años posteriores al triunfo aliado contra el régimen Nazi, y las condenas contra todo tipo de autoritarismo estaban a la orden del día. Estas cobraron mayor intensidad especialmente después de la invasión a Checoeslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia, lo cual transcendió al mundo bajo el titular de  “La Primavera de Praga”.

Las críticas a los medios de comunicación no se hicieron esperar, especialmente al grupo corporativo de Axel Sprienger que aglutinaba a importantes diarios y revistas en Alemania, entre ellos Die Welt y Der Spiegel. En efecto, se le acusaba a Sprienger de manipular la información a favor del status quo y distorsionar los objetivos y metas de la oposición ante la opinión publica. El resultado y la reacción fueron violentos, pues se atentó contra la vida de unos de los principales dirigentes de la APO (Oposición Fuera del Parlamento, por sus siglas en Alemán), Rudi Dutschke, quien casi pierde la vida a consecuencia de dos disparos en la cabeza que lo mantuvieron entre la vida y la muerte durante mucho tiempo.

En algunos países europeos, en colegios y universidades, los estudiantes acostumbraban a tratar teorías, hipótesis y todo tipo de problemas sociales en general con la más absoluta frontalidad, crudeza y transparencia. Al menos esa fue mi particular experiencia. Trabajadores, administradores y ejecutivos formulaban y superaban todo tipo de obstáculos en las empresas sin omitir detalles acerca de las dificultades que se presentaban a lo largo y ancho de las organizaciones. Omitir información o camuflar datos por un falso espíritu de cuerpo era mal visto y originaba rechazo y menosprecio por parte de todos. Lo que perjudicaba a la empresa perjudicaba a todos, y esa era la regla, la cual se generalizaba al sistema político y organizaciones intermedias en general.

Pero, regresando al viaje mencionado al inicio del escrito, almorzábamos cerca de la Gran Plaza de Bruselas en un conocido restaurante para turistas, mesa contigua  a un grupo de funcionarios alemanes, que arremetían con fiereza en contra del más joven del grupo, reclamando, advirtiendo, y amenazando con todos los indicios del daño ocasionado a la empresa por el joven ejecutivo. Acosijado por el grupo y agobiado por la tormenta de consejos y advertencia finales, vino irremediablemente la confesión final. El pecado: haber callado y monopolizado información vital pata la empresa acerca de malos manejos y violaciones a las normas y procedimientos internos que habían causado graves daños y perjuicios durante el último ejercicio económico de la subsidiaria en Bélgica. El futuro no pintaba nada prometedor para el joven inconsecuente, que había antepuesto sus preferencias y afectos personales hacia cierto grupo de colegas y amigos, poniendo en riesgo los intereses y la supervivencia de la organización. ¡Cadena perpetua!

La integridad y lealtad han sido valores interiorizados y prioritarios en muchos países muchas civilizaciones, a lo largo de la historia de la humanidad, donde la transparencia, la verdad, la honestidad y la franqueza priman sobre la mentira, la deshonestidad y la corrupción. Pese a ello, ambas fuerzas conviven, y no siempre sobrevive el bien sobre el mal, lo bueno sobre lo malo, lo justo sobre lo injusto, la verdad sobre la mentira. Los medios de comunicación han llevado su parte, algunas veces actuando a favor de la verdad y la justicia, otras veces alineándose con los intereses de turno, o apoyando incondicionalmente al prospecto de candidato y posible vencedor de las próximas elecciones. La historia y la experiencia nos dejan huellas profundas a consecuencia de una comunidad mal informada, desinformada, o simplemente informada a destiempo.

Casi 36 años después de la experiencia narrada, los Autores Jack Welch y Suzy Welch publican el 5 de abril de 2006 su ya famosa obra Winning, en la Editorial Collins, donde se refieren a la “sinceridad” en los siguientes términos:
La sinceridad es el valor que permite que todo funcione mejor y más ágilmente. Su falta bloquea la aparición de ideas inteligentes y de acción rápida. La ausencia de sinceridad no es una falta de honradez malintencionada, sino que pone de manifiesto el hecho de que muchas personas, a menudo y de forma instintiva, no se expresan con franqueza. No se comunican claramente ni sugieren ideas para estimular un verdadero debate. Prefieren callar para evitar el conflicto o endulzar las malas noticias, es decir, acumulan información que luego no comparten. Es un fenómeno absolutamente pernicioso, pero que, por desgracia, impregna la mayoría de los recovecos del mundo de los negocios”…..”La sinceridad pone nerviosa a mucha gente”….”Decir lo que pensamos puede provocar muchos disgustos y resentimientos y, por tanto, resulta mas cómodo ocultarlo”….”Aunque difícil, la extensión de unos hábitos sinceros dentro de la empresa es posible. Para lograrlo, hay que premiar, alabar y mencionar aquellos que deciden adoptarlos en su conducta diaria, convirtiéndoles así en héroes públicos”.

Hoy en día se conocen los detalles sobre las negociaciones de Hitler con Stalin para el reparto de Polonia, la ejecución brutal de gran parte de la oficialidad polaca en los bosques de katyn, por parte de los servicios secretos soviéticos bajo el mano del temible y despiadado Beria, así como de las conversaciones y pactos posteriores entre el mismo Stalin y los ingleses para enfrentar a las fuerzas alemanas, cuando estas invadieron a la Unión Soviética. Se conocen también los términos y condiciones de la fijación de fronteras y reparto de influencias en la Europa oriental entre Churchill y Stalin casi al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Si todos estos líderes tuvieron algo en común fue su falta de consistencia entre sus actos y declaraciones o entre sus actos y convicciones. No fueron precisamente los principios democráticos los que guiaron a Churchill durante el reparto de la Europa Oriental y la fijación de las fronteras (que él mismo después lamentó de hecho cuando denunció la existencia de una verdadera Cortina de Hierro) ni fueron el bienestar y mejor nivel de vida lo que inspiró a alemanes y soviéticos durante las negociaciones para la invasión y destrucción de Polonia. Todos aplicaron casi al pie de la letra el principio maquiavélico de que el fin justifica los medios. Para no distanciarnos mucho de la época, Churchill atacó las fuerzas navales del gobierno de Vichy para que no se unieran en la lucha con los alemanes, y un siglo y medio mas atrás, Talleyrand conspiraba contra Napoleón (la traición de Erfurt)  disque en función de los intereses de Francia, La Grande Nation.

La historia se repite constantemente y lo mismo podríamos argumentar cuando los Estados Unidos invadieron Nicaragua a inicios del siglo XX, cuando Mussolini invadió Abisinia, cuando Japón invadió Manchuria, cuando Nixon decidió bombardear Cambodgia, cuando se decidió el golpe de Estado contra Allende, cuando se decidió la segunda invasión a Irak, o cuando Castro envió a pelear sus fuerzas militares a favor de Angola. En todos estos casos, los principios, los motivos, los intereses, las consecuencias, los verdaderos objetivos y las propias acciones fueron distorsionados u omitidos a la opinión pública nacional e internacional, la cual no pudo ni conocer ni aprobar, peor controlar, la gestión de sus gobiernos o de sus Estados. Muchas de estas decisiones, de estas acciones, o muchos de estos detalles, fueron conocidos solamente muchos años después que se produjeron los hechos concretos, y la comunidad simplemente se encontró de una vez ante los hechos consumados y sus consecuencias. 

¿Se alinean o someten los países a sus principios éticos, religiosos, políticos, tradiciones, costumbres, lealtades históricas y otros valores para definir sus actuaciones en el contexto internacional? ¿Predominan los principios o predominan los intereses?



Si bien los principios y el sustento ético predominan en el discurso público y la intencionalidad política, los hechos demuestran un predominio de los intereses en la decisión y acción política. Desde la experiencia meliana hasta nuestros días, el comportamiento político interno y externo conserva dos caras, la del discurso y la de la acción. Esto se hace cada vez más evidente y claro con el desarrollo tecnológico en el ámbito de las comunicaciones, lo cual crea una nueva tendencia en el manejo de la información y posibilita una mayor participación independiente y un mayor control de la comunidad en la gestión del Estado. La distancia entre la acción y la información se hace más corta y las contradicciones se evidencian con mayor `prontitud y precisión. Wikileaks nos deja claras lecciones al respecto.

En efecto, son las redes sociales las que llaman a la solidaridad y oposición a los gobiernos antidemocráticos y opresores, a combatir el abuso y la pobreza, la corrupción y las desigualdades económicas, culturales y sociales, tal como lo experimentamos actualmente en Tunes y Egipto. En el caso concreto de Wikileaks, las publicaciones recientes envían una clara advertencia a políticos y gobernantes sobre la necesidad cada vez mayor de ser consecuentes e íntegros en su actuación pública, y alinear el pensamiento y la ética política con la acción política.

En los actuales momentos, los acontecimientos en Egipto son observados con atención y oportunidad por la comunidad internacional, la cual conoce con prontitud y mucha precisión lo que ahí acontece, a pesar de las interferencias del gobierno y los problemas que enfrentan corresponsales y periodistas de los distintos medios de comunicación. El mensaje del Presidente Obama, aunque light ha sido bastante claro y las reformas tienen que seguir de inmediato, lo cual se ha convertido, automáticamente, en un compromiso del Presidente de los Estados Unidos ante la opinión pública estadounidense e internacional.

Las ventajas del desarrollo tecnológico en las comunicaciones están a la vista, y estas se convierten en una camisa de fuerza y garantía para la integridad política, de alinear consistentemente el discurso con la acción y los valores con el desempeño concreto de los gobiernos. Hoy más que antes, la comunidad civil se encuentra unida, protegida y debidamente informada por las redes sociales, en función de su propia solidaridad e intereses.

We are all Khaled Said, apareció en todas las redes sociales recordando al joven estudiante y padre de familia desempleado que se autoinmolò a consecuencia del cierre de su pequeño negoció por la policía egipcia. Nous sommes tous des etrangers, era nuestro grito de libertad durante los años setenta, cuando el ministro del interior quiso botar a todos los extranjeros de Bélgica, debido a la fuerte carga que significábamos para el presupuesto de educación.

Que lastima, solo pintábamos las paredes de la vieja ciudad de Lovaina, a punta de balde, pintura y brocha gorda, pues no contábamos con el Internet en esos tiempos. A pesar de todo, ¡nos quedamos!

HARRY MARTÍN DORN HOLMANN  M. A.
DIRECTOS ACADEMICO DE CARRERA
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

martes, 25 de enero de 2011

EL HOLOCAUSTO


EL HOLOCAUSTO
Aquellos que tuvieron acceso de primera mano a los descubrimientos e imágenes del holocausto quedaron impactados por la barbarie totalitaria a consecuencia del hiperrealismo político que reinó desde fines del siglo XIX y se mantuvo latente entre guerras para explotar en toda su magnificencia durante la década de los veinte del siglo pasado. Alemanes, italianos y japoneses competían con los soviéticos en la era de Stalin por el primer lugar en crueldad, violencia, violación al derecho internacional y violaciones a los derechos humanos, en una carrera desenfrenada que cubrió de vergüenza una de las etapas  más oscuras y urticantes de nuestra historia.
Todos aquellos conscientes de tal experiencia, por vivencia propia o cercana, o por investigaciones científicas, que nos hemos atrevido a hurgar en el infierno desatado por la tan cuestionada modernidad  de la época, no podemos más que condenar y rechazar cualquier demostración o apenas insinuación de un nuevo ascenso del fascismo, o caricatura del fascismo bajo el estuche de hiperpresidencialismo, para justificar un indefinido y turbio modelo totalitario de gestión del Estado, ya desprestigiado, desestimado y despreciado, que desposoló al mundo y la humanidad entera, extrayendo hasta el último gramo de dignidad y autoestima del mundo civilizado.
El trauma fue intenso, las heridas profundas, el paciente vigoroso, y la recuperación económica milagrosa.  Pero las secuelas perduran y la humanidad llora, atemorizada, iracunda, y Max Horkheimer se disculpa pero confiesa:
“Pero la humanidad se ha autoafirmado y ha prevalecido desde siempre en la naturaleza mediante el dominio, la explotación, el asesinato y el sometimiento de las restantes criaturas, en caso necesario incluso del propio genero. Es la especie más sangrienta y cruel del mundo conocido. Nada ha sido para ella lo suficientemente sagrado, incluidas la verdad y la religión, como para dejar de utilizarlo como instrumento del poder”…. “Las innovaciones y los inventos infinitamente grandiosos que tenemos están en una relación muy estrecha con las terribles cosas que han ocurrido” (Horkheimer, 2005: 153).
Nuevamente el demonio cabalga por los Andes, y hoy más que nunca la democracia debe ser respetada, defendida, mejorada y consolidada. Ya lo denunció y advirtió el Dr. Marco Lara durante su brillante exposición sobre la vivencia democrática en el Ecuador (Primer Foro de Pensamiento Político de la Universidad de los Hemisferios, 19 de enero de 2011), ¿un nuevo hiperpresidencialismo para el cambio de época?, ¿cambios para el Estado?, ¿cambios en el Estado?, y, ¿cambios
por el Estado?, o, ¿se trata nuevamente de aquellos aguaceros fuertes que hacen brotar  a nuevos pensadores?, y, agrego yo, ¿ febriles y plenos de euforia tropical?
Lamentablemente, la humanidad aprende más por la experiencia que por la razón, aunque esto resulte a veces muy costoso. El mal cambia adoptando formas y fondos de encantamiento que arrastran a incautos, a malignos, a perniciosos  y necesitados. Está ahí, hic et nunc, ici et maintenant, pero paga más el poder, el crimen, la corrupción y la vanidad, que la tan promovida y anhelada virtud.
¿La prueba?  ¡Haití!!
Mientras el Secretario General de la OEA pronuncia un perfumado discurso con aroma de banquete al final de la faena (rabos, orejas y lomos finos), los haitianos se mueren de hambre y sed, sometidos a las inclemencias del tiempo, de la ambición y de la política. Se pide un minuto de silencio por las víctimas del holocausto, conviviendo con el horror unos pocos kilómetros al pie de “The great Society”.
Mientras tanto, no nos queda más que pelear a capa y espada por la defensa de la democracia real y plena, continuando con aquella lucha que se inicia en 1215 con la Carta Magna, la Bill of Rights de 1689, la primera constitución liberal de los Estados Unidos del año 1787, la Revolución Francesa y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, así como la Declaración de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial. Debemos insistir y repetir que “Los hombres nacen libres por naturaleza”, “que la soberanía radica en el pueblo”, así como “el derecho a la propiedad y la libre expresión”, entre muchas otras cosas. Ya nos hemos referido al tema en ocasiones anteriores, que para combatir el Parkinson absolutista recomiendo la Hermenéutica, hay que practicar un poco la hermenéutica.
“La democracia es el peor de los sistemas políticos, exceptuando todos los demás” (Winston Churchil)
“En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo creo. En esta democracia imperfecta es la democracia en la que yo quiero vivir” (Dr. Gustavo Estrella)
HARRY MARTIN ANTONIO DORN HOLMANN
Director Académico de Carrera
Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Relaciones Internacionales
Universidad de Los Hemisferios
Paseo de la Universidad Nro. 300 y Juan Díaz (Urbanización Iñaquito Alto)
(5932) 17008436473 (Ext.224 )
harryd@uhemisferios.edu.ec
Quito – Ecuador
Bibliografía: Max Horkheimer, 2005, Sociedad, razón y libertad. Editorial Trotta, S. A. Madrid.

martes, 14 de diciembre de 2010

FRACASO DE CANCÚN


CANCÙN, NUEVAMENTE FRACASO. ¿WAS TUN?


Casi veinte años de esfuerzos y muy pocos resultados en la defensa del medio ambiente. Hay que reconocer que los regímenes de extrema derecha y extrema izquierda hacen gala de una gran capacidad de gestión cuando de sus intereses se trata. El fin justifica los medios y no importa si decenas de millones de seres humanos mueren por la cámara de gas, el frío, las armas, el hambre, las terquedades ideológicas, la represión o las inundaciones.

Los regímenes fascistas y “comunistas” así como el mercantilismo salvaje no da espacio para decisiones concretas en defensa del medio ambiente y la supervivencia de la especie humana, de ahí la imposibilidad de una planificación y programación pragmática y eficaz, y peor aún, de desarrollar mecanismos de gobernanza que permitan un control y evaluación eficiente de las gestiones y compromisos adquiridos en ese sentido. Lamentablemente, los intereses mezquinos de grupos y países no dan tregua y restringen la posibilidad de hacer valer los derechos de los seres humanos. Qué paradoja, son los propios seres humanos los que niegan el ejercicio del derecho inherente a la dignidad y naturaleza de los seres humanos, ¡es el mismo Ser quien aniquila al Ser!

Cancún es una demostración más de la contradicción en que ha caído la civilización occidental, la cual produce para vivir a costa de desaparecer o morir. Se trabaja, se produce y acumula riqueza para disfrutar en la pobreza: low profil  le llaman ahora, para evitar ser asaltado, asesinado y robado. Bobería monumental. De igual manera, los sistemas inescrupulosos de producción pervierten el sistema llevándolo a su propia destrucción. Monumento a la estupidez.

¿Was tun, entonces? El mundo ha perdido la dignidad porque los seres humanos nos hemos hurtado nuestra propia dignidad al no trascender lo económico y no pensar en el bien comunitario. Coincido con el Profesor Jaime Baquero cuando afirma que “La dignidad humana es un valor innato del ser humano que hace que siempre deba ser considerado como un fin y nunca como un medio” (Baquero, Jaime. 2010: 29).  Sin beneficio para los seres humanos no hay sistema ni económico ni jurídico que tenga sentido o razón de ser, peor aún, cuando se atenta en contra de la integridad física y espiritual de la especie humana. De ahí la necesidad de superar el pensar y conocer para comprender, decidir y actuar. Una militancia política responsable es entonces indispensable para incidir y controlar la gestión de los estados en materia económica y medioambiental, como única vía y recurso de evitar nuestra propia aniquilación. Ya lo dice el Padre Eduardo Mora Altamirano, cuando cita a Martin Luther King, “Quien acepta pasivamente el mal es tan responsable como el que lo comete. Quien ve el mal y no protesta, ayuda a hacer el mal” (Mora Altamirano, Eduardo. 2009:301)

¿Acaso Hitler y Stalin no demostraron ya lo letal de una dirección política equivocada y perversa, cuando la sociedad civil acepta el mal y no lo combate? El fortalecimiento de la sociedad civil y una militancia política activa será el único camino para botar a los mercaderes del templo, trascendiendo al sistema internacional mediante alianzas que generen nuevo valor agregado, más allá de los viajes, tragos, banquetes y viáticos para los burócratas internacionales.

Solo la ética de la sociedad civil podrá sustentar la ética de la sociedad política en función de los objetivos e intereses de la primera, y más que echarle la culpa solamente al individualismo de Descartes o al colectivismo de Marx o al nihilismo de Nietzsche (Nubiola, Jaime, tomado de: Baquero de la Calle, Jaime. 2010:71), es el individuo de a pie el que puede y debe hacer muchísimo y no perseverar en “actitudes acríticas, de un mirar embobado” (Yepes, Ricardo, tomado de: Baquero de la Calle, Jaime. 2010:69).


HARRY MARTÌN DORN HOLMANN
DIRECTOR
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
UNIVERSIDAD DE LOS HEMISFERIOS


BIBLIOGRAFÍA

Baquero de la Calle, Jaime. El Derecho…… ¿para qué? Corporación de Estudios y Publicaciones. Quito, 2010.
Mora Altamirano, Eduardo. Desobediencia Civil: de Thoreau a Gandhi y Martin Luther King, Jr. Corporación de Estudios y Publicaciones. Quito, 2009.

jueves, 9 de diciembre de 2010

OEA SIN REPENA NI REGLORIA

OEA: SIN REPENA NI REGLORIA


Escribía hace pocos meses, cuando faltaban pocos días para que se realice la elección del nuevo secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA),  que el tema pasaba casi desapercibido en nuestros países aunque no escapó a la crítica acertada de algunos expertos sobre la materia. En efecto, con el mismo metabolismo y abulia con que el actual Secretario General ha abordado las distintas y numerosas crisis que han vivido los países miembros de la OEA, con ese mismo temperamento se manejaba cautelosamente el Sr. Insulsa para lograr su reelección, con el mismo animo desteñido abordó la denuncia de Colombia contra Venezuela sobre asentamientos guerrilleros en este país, y con la misma frialdad y falta de voluntad emitió una resolución conteniendo sugerencias y recomendaciones que han sido prácticamente ignoradas por Nicaragua y recibidas con escepticismo por Costa Rica. En efecto, la presidente de Costa Rica desde un inicio se pronunció por la alternativa de acudir al Consejo de Seguridad de la ONU ante la posibilidad de una intervención fallida del organismo regional. Por su lado, el presidente de Nicaragua amenaza con retirar la representación nicaragüense de la Organización de Estados Americanos si se presiona al gobierno con el retiro de tropas de su territorio nacional. Finalmente, se generan serias contradicciones en las opiniones vertidas por la Presidente de Costa Rica y el Sr. Secretario General Insulza durante estos últimos días del conflicto.

La historia nuevamente se repite y el déjà vu se perfila una ves mas bajo una farfolla de argumentos que no aclaran, no orientan, no explican ni abordan las “causas profundas” que sustentan tales comportamientos repentinos y sorprendentes. En lo que concierne a la organización propiamente, por una ves más, una serena evaluación beneficio-costo sobre la gestión de los asuntos que competen a la organización, deja mucho que desear, tanto en el pasado como en el presente, a tal punto, que los mismos estados plantean la necesidad de una nueva organización de estados latinoamericanos, excluyendo a Estados Unidos y Canadá.  

En efecto, después de su fundación en 1948, un ambiente adverso a los objetivos y fines de la organización se vivió y se vive en el continente americano. Nos referimos específicamente a un debilitamiento y/o eliminación de las instituciones democráticas, consolidación de dictaduras militares y civiles (recordemos a la familia Somoza, Trujillo, Batista, Pérez Jiménez, “Papa Doc y Baby Doc Duvalier”, Perón, los gobiernos militares en Argentina, Uruguay y Brasil, Banzer, Rodrigues Lara y Velasco Alvarado, Pinochet, etc) , violaciones a los derechos humanos (Argentina, Uruguay, Nicaragua), ineficacia y perdida de legitimidad en el manejo del conflicto centroamericano y conflictos en general (Nicaragua y El Salvador, Islas Malvinas, deuda externa y crisis de los ochenta, etc), y en la actualidad o historia reciente, una muy pobre iniciativa ante el conflicto Ecuador-Colombia, siendo el Grupo de Río quien consigue una reducción importante de las intenciones manifiestas de los países por una intensificación del conflicto, especialmente Venezuela, al concentrar fuerzas blindadas en la frontera venezolano-colombiana, de acuerdo a las ordenes impartidas por el propio presidente Chávez en su intervención televisada.

Sin embargo, al Cesar lo que pertenece al Cesar y a Dios lo que debemos a Dios, y la OEA ha participado en la observación de numerosos procesos electorales, cumpliendo así una tarea que no forma parte de sus objetivos fundamentales, salvo que se lo vea muy indirectamente, y como diciendo, son externalidades propias del organismo regional, que viene a ser lo mismo que peor es nada. Pero lo han hecho, así como la misma visita relámpago que hiciera el Sr. Secretario General al Presidente Correa luego de los sucesos del 30 de septiembre, “consolidando” de esta manera la democracia en América Latina. Lamentablemente y en prejuicio de la vivencia democrática en América y el respeto al régimen de derecho y convivir civilizado, es probable que la OEA ya no este presente para las próximas elecciones en Nicaragua, o al menos, es probable que no sean bienvenidos o invitados al convite electoral. Como diría textualmente Zorba el Griego, the full catastrophe.

Las intenciones por revitalizar la OEA han sido muchas, y para mencionar solamente dos, en la “Cumbre de las Américas” en Miami en 1993 y “Cumbre de Santiago” en 1998, se elabora un plan de acción sobre 12 temas estratégicos en la primera (libre comercio, democracia, combate a la corrupción, derechos humanos, solidaridad, coordinación con multinacionales, genero, etc) y se revitalizan acciones en materia de corrupción, pobreza, defensa de los derechos humanos, cooperación para la educación, y promoción de la democracia, durante la segunda, con muy pocos resultados concretos y directos a nivel continental.

De igual manera, acerca del libre comercio hemisférico, todas las metas y objetivos propuestos se han convertido en una quimera o han sido rechazados por un buen número de los actuales gobiernos latinoamericanos.

En cuanto a los derechos humanos y promoción de la democracia, las reformas a la Carta y las declaraciones son muchas; el “Compromiso de Santiago en 1991”, las reformas a la Carta y el nuevo Art. 9 que se introducen en Washington en 1992, la declaración de Managua de 1992, “El dialogo interamericano” en 1993-1995, todas ellas con resultados poco halagadores debido a la falta de autonomía y vulnerabilidad de la propia organización de estados americanos. Lamentablemente y a pesar del apoyo incondicional y global a los derechos humanos, las rectificaciones y compromisos se han concebido e implementado en función de los intereses de los Estados y no de los ciudadanos (cubrir o evitar la brecha fiscal, por ejemplo), del “equilibrio final” de las empresas, y no en función de los derechos económicos sociales y culturales de los pueblos, los cuales quedaron a la saga de la disponibilidad de recursos y niveles de desarrollo, tal como se lo reconoce en el protocolo de San Salvador en 1988. En efecto, durante la convención americana en materia de derechos económicos sociales y culturales se produce un punto de inflexión al “obligar” a los estados a adoptar medidas de orden interno y por medio de la cooperación internacional, “hasta el máximo de recursos disponibles”  teniendo en cuenta “su grado de desarrollo”, a fin de “conseguir progresivamente” la plena efectividad de los derechos. A pesar de este avance mínimo, permaneció una nueva dicotomía entre exigibilidad inmediata y realización progresiva, exigibilidad inmediata y disponibilidad de recursos.

En conclusión y en definitiva, no se vislumbran ni se detectan tendencias o indicadores de mejora en la imagen institucional. Más bien existen tendencias contrarias a la integración continental, tal como lo demuestran  los tratados bilaterales ya celebrados entre numerosos países (TLC), el movimiento chavista, el fortalecimiento del cono sur, el ALBA, las diferencias entre Colombia y Ecuador, el fracaso y la salida de Venezuela de la CAN, y los nuevos mecanismos de integración que ya se mencionan. Por otra parte, la OEA presenta indicios claros de padecer (sin serios intentos de reformas internas) lo que Michel Crozier denomina el círculo vicioso originado por el fenómeno burocrático. La centralización, la piramidacion, la rigidez de las reglas  y la robotización de los seres humanos llevan a un rompimiento de la comunicación interna y de la organización con su medio ambiente. Se crean los privilegios abusivos y la improductividad. Esto lleva a una mayor centralización, mayor reglamentación y a luchas internas por el poder entre grupos y castas. Todos quieren ser Secretario General. Es la enfermedad de la localitis, que conduce a la imposibilidad del cambio y la ineficiencia. Los individuos pierden contacto con el producto de la organización y con la comunidad produciéndose lo que Weber denominó la alienación del individuo, dentro de la “jaula de hierro” de la organización burocrática.

¿Hechos, pruebas, argumentos y sustento de las conclusiones planteadas? Están a la vista. Las últimas denuncias del Canciller colombiano contra Venezuela demuestran la falta de confianza de algunos países en la eficiencia de la OEA, la falta de respeto a normas y procedimientos por parte de otros, y la ausencia total de capacidad operativa para responder a las solicitudes planteadas por los países. En los últimos tiempos, todo se reduce a viajes y visitas relámpago, discursos retóricos y patrioteros, aspiraciones wilsonianas y recomendaciones y resoluciones que no ofrecen ninguna posibilidad efectiva de solución de los conflictos.

Lamentablemente, la solución no consiste necesariamente en la desaparición y aplicación del disparo de gracia a la organización, ya que los objetivos y fines que motivaron su creación continúan vigentes, y porque mas caro resulta una nueva que reformar la antigua organización. Pero para ello, el estilo de gestión del secretario general tiene que ser otro, renovado, moderno y proactivo, a la altura de los retos y condiciones del mundo global y de la misma interdependencia compleja que existe entre los países americanos en general y de la región andina en particular. Sin olvidar tampoco, que el comportamiento cooperativo de los estados depende en última y definitiva instancia de su voluntad de cooperar, aunque corresponde a la OEA fomentar la cooperación para la cooperación.


HARRY MARTÍN DORN HOLMANN  M. A.
                 PROFESOR

DÈJÁ VU

DÈJÁ VU
Se me ha caído el cielo, suspiraba un empresario ecuatoriano ante los comentarios de sobremesa, o, le ciel me tombe sur ma tête, decían los antiguos galos ante la tragedia o la desgracia,  y es que el mundo se encuentra trastocado, los principios y valores se flexibilizan o interpretan de acuerdo a los intereses y conveniencias, y el modo de vida se encoje a lo minimalista (por vocación o por destino), léase, la ley del mas mínimo esfuerzo.

El trabajo digno y el deber cumplido ya no son estímulos para vivir mejor y alcanzar la salvación, como creyeron algunos, que hoy en día se encuentran en franca minoría como una especie en extinción, a punto de desaparecer del planeta, aunque quizás se trata de una mera percepción; Asesinatos, robos, secuestros, arranche, atropellamientos, asaltos, balaceras, invasiones, atentados, son el pan nuestro “percibido” todos los días, y todos aspiran a tener una tajada del Estado como el mejor camino para el bienestar o la supervivencia. Pero todos sufren o mueren por igual, sin distingo de raza, dinero, color, cultura, religión o tamaño. Malaise dans la civilisation”.

Los medios de comunicación a diario nos recuerdan nuestras miserias informando acerca de las bombas en Afganistán, los muertos en Irak, el terremoto y el cólera en Haití, el terremoto y Tsunami en Chile, los asesinatos a diario en la ciudad de Guayaquil, y también en Quito, la muerte de diplomáticos y chicos jóvenes en el norte de México, el sicariato muy de moda y a precios módicos al alcance de todos los bolsillos, los absurdos y constantes accidentes y muertes en las vías ecuatorianas a manos de conductores temerarios sin dios ni ley, los presos políticos en Cuba, los eternos conflictos con países vecinos, Nicaragua, Costa Rica, Venezuela, Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay, y el peor de todos los males provocados por el hombre: la dilapidación de los recursos escasos para reproducir la miseria, el clientelismo y perpetuar las relaciones de poder. Léase, “todos llegaron flacos y mal vestidos, y ahora están gordos y peor vestidos”; Entiéndase: “mal gusto”.

Hablaba un distinguido y muy apreciado profesor y erudito en el campo de las ciencias sociales sobre el valor de la Hermenéutica. Aquella maravillosa teoría y arte de interpretar la verdad en la historia, tan relegada a menos y tan minimizada por aquellos que más la necesitan, precisamente, cometiendo y repitiendo los mismos errores y fracasos que han significado la caída precipitosa de los grandes imperios. Tal como nos enseñan historiadores de la talla de Paul Kennedy, la china de la dinastía Ming le dio las espaldas al mundo y se volcó hacia dentro altiva y desafiante, soberbia, autosuficiente y egoísta, buscando desterrar toda influencia externa, especialmente, los vestigios de la dominación mongol. Una élite confuciana, ilustrada, conservadora y privilegiada, con barriga llena y necesidades satisfechas, renuente a las actividades de comercio y fomento a la producción, se decidió por la erudición en detrimento de lo económico y lo practico (¿van sintiendo ya el deja vu?), reduciendo así su poder económico y militar y generando el declive de la dinastía.

La historia y destino del mundo musulmán y del imperio Turco Otomano nos envía de igual manera múltiples señales acerca de su rápida y dinámica expansión durante el siglo XVI y declive posterior. Con gran poder naval, infraestructura urbana a veces envidiable por las ciudades europeas de la época, con grandes conocimientos de matemática, cartografía, medicina, y con una producción industrial nada despreciable, cayó lamentablemente en las garras de la centralización y unificación de todos los poderes, del despotismo y la ortodoxia, del monopolio iluminista, de los jurisconsultos ensopados de argumentos y letras de aquella época, con la mala suerte de 13 sultanes incompetentes que reinaron en forma sucesiva, preparando el terreno y sirviendo la mesa para ingresar en un inevitable proceso de decadencia. La perversión del poder, cuando no se controla el poder.

No vamos a referirnos ni tiene sentido hablar sobre los derechos humanos de aquella época ni sobre los derechos humanos en la actualidad. Los resultados de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de Costa Rica, que sesiona estos días en la ciudad de Quito, nos ha de ilustrar muchísimo al respecto, y mas vale mas esperar su pronunciamiento que adelantar criterios a base de puras percepciones.  La corrupción burocrática, la intransigencia intelectual, el irrespeto a las teorías económicas y otras formas de pensar, la falta de innovación y nuevas tecnologías, la intransigencia religiosa y las violaciones a la libertad de pensamiento, la intolerancia con la opinión ajena, el irrespeto al derecho del otro, son las lacras y errores que subyacen a la caída de imperios antiguos y “modernos” (Hitler, Mussolini, Salazar, Videla, Pérez Jiménez, Trujillo), y les han proporcionado el disparo final de gracia. “Esto me recuerda algo”, ¿déjà vu?

Todo esto me viene a la mente a consecuencia de la lectura de medios de comunicación y a los tipos de información que giran constantemente sobre lo político y lo económico, la criminalidad y los deportes.

En efecto, se informa sobre el rastreo satelital contra los robos, de la crisis eléctrica y económica que ahoga cada vez mas a Venezuela, del suspenso de la nueva cita Ecuador-Colombia, del fracaso de las negociaciones con China para el financiamiento del proyecto Coca-Codo Sinclair, del fracaso del dialogo con Petrobras (Diario El Comercio, sábado 20 de noviembre de 2010), de la reducida inversión extranjera (Lideres, lunes 8 de noviembre de 2010) del Juicio al Fiscal General del estado, de la orden del Banco Central para mantener el 45% de la liquidez del sistema bancario en el país, la avalancha de criticas al proceso de selección del Consejo de Participación Ciudadana, de los editoriales de Grace Jaramillo y Carlos Alberto Montaner, “Hablando entre iguales” (diario El Comercio de Quito, octubre del 2010) y “Ecuador: caos y crisis” (diario El Comercio de Quito, octubre del 2010) respectivamente, de los temores a la guerra cambiaria y el proteccionismo (diario El Comercio de Quito, miércoles 6 de octubre de 2010), del nuevo record en la cotización del oro, (diario El Comercio de Quito, miércoles 6 de octubre de 2010), de la evolución errática del PIB en Ecuador (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), sobre la percepción de riesgo de Ecuador en América latina que “seduce y ahuyenta al capital” (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), sobre los frenos para el inversor y las dudas que levanta el crédito con China (diario El Comercio de Quito, lunes 4 de octubre del 2010), las presiones para revisar la ATPDEA (diario El Comercio de Quito, 29 de septiembre del 2010), la INSUBORDINACION del día jueves 30 de septiembre, sobre el fracaso de la reunión del G-20, de la quiebra del sistema internacional según Lula, del conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, del incremento del crimen en Ecuador en un 29% en los últimos 10 meses (Diario El Comercio de la ciudad de Quito, jueve3s 2 de diciembre de 2010) y finalmente, para no aburrir ni abundar innecesariamente, todas las adivinanzas, perlas cultivadas y caretucadas de oro que nos brinda la prensa quiteña todos los vienes, una especie de triste payaso, que entre risas y lagrimas y abundante ingenio, en el mas puro caló y popó, nos pintan un pleno paisaje de la realidad nacional.



Solamente quisiera mencionar y no me voy a detener en detalles, sobre los odiosos e hirientes editoriales o artículos de los diarios españoles, a propósito de los acontecimientos del jueves 30 de septiembre en Ecuador,  El País y El Mundo, los cuales abundan en términos peyorativos para caricaturizar nuestra triste realidad: maquillaje democrático, parodia, escenas cursis de un presidente llamando a la muerte, espectáculo de censura mediática, tartufocracia correista, bananorepublicanismo, etc.

Nuestros amigos españoles ya se olvidaron por lo que tuvieron que pasar durante más de 40 años y que terminó apenas hace 35 años. La realidad política española no se diferenció mucho de la realidad latinoamericana durante el tercer cuarto del siglo XX, y eso no es motivo para mirarnos por encima del hombro. Recuerden el esfuerzo realizado por la Comunidad y posterior Unión Europea para orientar a España, portugal y Grecia, hasta alcanzar un nivel parecido aunque no similar a Francia y Alemania para ingresar al proceso de integración. ¡Todos fuimos cero kilometro alguna ves o algunas veces!  Yo fui testigo del maltrato y las penurias de los valientes y orgullosos trabajadores españoles en Alemania (cientos de miles, algunos de los cuales pude conocer en fabricas, panaderías, imprentas, hospitales, etc, cuando trabajaba durante mis vacaciones universitarias, y de quienes guardo maravillosas anécdotas y recuerdos), y eso debe llamarlos un poco al recato en la forma y fondo de sus observaciones. Deberían experimentar un poco el déjà vu”. Basta recordar que la Inquisición Española fue suprimida definitivamente recién en 1842, cuando en Europa se vivían los tiempos del liberalismo político y liberalismo económico, a las puertas también de la gran expansión de sistema capitalista mundial, especialmente a partir de 1848.

¿Y ahora que falta? Con un desempleo y subempleo que bordea el 60%, una reducción significativa de las remesas de los emigrantes, la inversión externa directa en Stand By, un crecimiento económico bajo (no es precisamente el mas alto de América latina), y para finalizar, sendos tratados de libre comercio que firmaron Colombia y Perú con la Unión Europea en detrimento pleno de Ecuador, pues, el panorama no es nada halagador. El ATPDA tampoco se renueva y los empresarios ecuatorianos comienzan a padecer su adicción a los tratamientos especiales.




Lamentablemente, con mucha pena y decepción me viene a la mente la idea de Adam Smith, destacada por el mismo Paul Kennedy, que “para sacar a un Estado de la barbarie y llevarlo a la mayor opulencia apenas se necesita algo más que paz, impuestos razonables y una administración de justicia tolerablemente buena”. ¿Y ahora que? Para recordar a nuestro amigo Bécaud. Pues nada, porque la Hermenéutica no se come, ni te convierte en monopolio, ni te hace llegar a la presidencia, ni te hace entrar en razón, pues el « déjà vu » continúa campantemente su marcha. Basta con leer las noticias de ultimo minuto sobre las publicaciones de Wikileaks, me recuerda las opiniones americanas sobre los dictadores latinoamericanos, la caída de Arvens en Guatemala, de Juan Bosh en República Dominicana, la orden de Nixon sobre Allende, el abandono de Tacho Somoza en Nicaragua, la invasión de Panamá, la Doctrina de la Seguridad Nacional confeccionada en Brasil, y la sorpresa del presidente Correa sobre la cooperación de los servicios de inteligencia en Ecuador.  

Lamentablemente, lo que no aprendemos gratuitamente por la razón, lo aprendemos costosamente por la fuerza o la experiencia, aunque tengamos a la mano la maravillosa hermenéutica. Y porqué no decirlo, me alivia muchísimo también esta grafoterapia, para usar el termino del ilustre profesor Jaime Nubiola.

HARRY MARTÍN DORN HOLMANN  M. A.
PROFESOR
DIRECTOR ACADEMICO
CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES